Antonio Casado – Caldos de cerebro


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Con un 41,6% de indecisos, según el CIS, anticipar el escenario del día después es puro caldo de cerebro. Incluido el quinielismo en materia de alianzas. Lo único seguro es que serán inevitables. Y, si me lo permiten, que será un baile a tres: PP, PSOE y Ciudadanos. Lo demás es una pelota en el aire. No vale la pena enredar tanto antes del recuento del 20-D. Y aún así, tampoco creo que la aritmética en votos y escaños de esa noche despeje las dudas en materia de gobernabilidad.
Hasta entonces, es mejor pasar el rato con las dispares tomas de temperatura al electorado (con el referido 41,6% de indecisos los cocineros de encuestas pueden hacer maravillas al gusto del cliente) y las ocurrencias de los candidatos. No me refiero a las propuestas, cuyo incumplimiento siempre le salió gratis a la clase política española, y seguimos en las mismas, sino a los esfuerzos de unos y otros por llevar la iniciativa. Una forma de orientar los vectores informativos de la campaña.
El último intento, digno de mejor causa, lo firma el candidato socialista a la Moncloa, Pedro Sánchez, con su llamada general a un alineamiento programático «común y alternativo» contra las políticas del PP. O sea, inequívoco ofrecimiento a liderar una santa alianza contra Rajoy «si saco un voto más».
El secretario general del PSOE convoca a que, bajo su liderazgo, se inscriban en la causa del «cambio» todas las fuerzas políticas. Todas, las que sean. Y, efectivamente, marcó la agenda de la campaña el pasado fin de semana al lograr que otros tuvieran que pronunciarse. Pero también puso en bandeja a Ciudadanos la oportunidad de capitalizar la aversión de Rivera al nacionalismo periférico y el populismo de izquierdas, no excluidos por Sánchez en su llamamiento antimarianista.
De todos modos, la propuesta de frente común anti-PP no ha compensado a Sánchez de los demoledores efectos del estado de opinión creado por la reciente encuesta del CIS, en la que el PSOE aparece muy distanciado del PP (casi 8 puntos) y seguido muy de cerca (1,8 puntos) por Ciudadanos. Vemos a Ciudadanos disputándose con el PSOE la condición de segunda fuerza. Y, en consecuencia, Albert Rivera ya aparece como un aspirante a la Moncloa tan creíble como Sánchez.
Malas nuevas para Ferraz y también para Moncloa. Sus estados mayores coinciden en orientar la artillería verbal hacia el partido de Rivera en estos primeros días de campaña. Desde el PP lo empujan hacia la izquierda («Votar Ciudadanos es votar PSOE») y desde el PSOE lo empujan hacia la derecha («Votar Ciudadanos es votar PP»). Favor que le hacen ambos.
Y de las encuestas, qué decir. Que son como las salchichas. Se consumen pero no se pregunta cómo se hacen. Por si acaso. Y además, el que paga al gaitero elige la tonada. El refrán nos anima a saber quién encarga las encuestas, por qué se diferencias tanto unas de otras y por qué sus resultados siempre encajan con los deseos de quien las paga.

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