Andrés Aberasturi – ¿El espectáculo debe continuar?


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

Vayamos por partes y sin orden; las preguntas sobrevuelan la perplejidad de los ciudadanos que ven no sólo unos parlamentos nuevos sino, sobre todo, lo que en ello sucede prácticamente el día su estreno. ¿Acaso está mal que una charanga vestida de Compromís desfile con su alegre música frente a la llamada «casa de todo»? En absoluto. ¿Resulta lamentable el espectáculo de unos ciclistas/diputados bajando respetuosamente tocados con los obligatorios cascos por la Carrera de San Jerónimo? Al contrario. ¿Y qué decir de una madre que lleva a su bebé en brazos? ¿Es que acaso hay algo más tierno? Pocas cosas. Por otra parte si yo no fuera de natural calvo, incluso a mi edad probaría lucir eso que se llaman «rastas» y que es un peinado de trenzas enmarañadas característico de los «rastafaris» que, como todo el mundo sabe, es un movimiento espiritual que considera que Haile Selassie I es la tercera reencarnación de Jah, abreviación de Yahvéh, después de Melquisedec y Jesús (todo esto vía Wikipedia). Por otra parte ¿cómo afear la libertad de expresión de quien promete cumplir con la Constitución aunque sea un ratito por imperativo legal o porque le apetece o para intentar acabar con ella más pronto que tarde? Irreprochable. Y si de todo esto se hace una suerte de mini-mitin, pues hecho está para regocijo de sus protagonistas. No sé si el Congreso se divierte o no y ya, puestos a seguir con los tópicos, uno se pregunta si el espectáculo debe continuar o volver no digo ya a la seriedad -que siempre es aburrida- pero sí a una cierta normalidad.
Va a ser difícil porque el caballero de las rastas aseguraba que «la mayoría de los dramas, de los recortes y de las agresiones que hemos sufrido todos estos años los ha hecho gente muy bien vestida, con traje y corbata». Vaya por Dios… y el pobre Bono pidiendo, en sus buenas épocas, a un ministro colega de partido que no fuera sin el viejo artilugio de la corbata. Las cosas cambian pero no crean que tanto.
Porque junto a aquel espectacular día que tanto ha dado para hablar y para escribir, llegan sorprendentes noticias que deberían ser motivos de reflexión. Así que, un poco después de que Sánchez anunciara su intención de «tender» puentes con a la definitivamente independentista Convergencia, llegan al Senado y el PSOE presta cuatro escaños cuatro a Esquerra y lo que ahora se llama Democràcia i Libertat para que puedan formar grupo parlamentario propio. Cortesía parlamentaria se llama a esta habitual actuación de los grandes con los pequeños, sólo que la cortesía, esta vez, resulta para muchos

-incluso dentro del PSOE- un poco escandalosa. Ya tú sabes.
Y no sorprende -por desgracia- pero mosquea que la policía investigue si Podemos se financió en parte con dinero de Irán vía Pablo Iglesias; semejante posibilidad resulta una «infamia» para Errejón pero los partidos piden que se expliquen los podemitas.
Y otra para terminar: el flamante nuevo presidente de la Generalidad ha nombrado director de Catalunya Radio a uno de sus socios en una especie de publicaciones digitales por las que el señor Puigdemont habría recibido casi medio millos de euros en subvenciones siendo, como era, diputado de CIU. ¿Habrá explicaciones de quien recibió esos dineros y de quien los otorgó?

Ojalá que esta vez no todo cambie para que todo siga igual. Pero no tiene buena pinta, la verdad

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