Fermín Bocos – Aletargado.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

La gente está preocupada. ¿Qué va a pasar? ¿Quién va a gobernar? Nunca tanta gente me ha parado por la calle preguntando por la situación. Es lógico. Hace un mes que se celebraron las elecciones. El personal mira la televisión y oye hablar a Pedro Sánchez (cabeza de la lista que quedó en segundo lugar) convencido de que puede ser el próximo inquilino de La Moncloa. Ven moverse al segundo mientras permanece quieto el que quedó primero. Muy en su estilo Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno en funciones, no mueve ficha. Está quieto. Aletargado, como los osos en invierno. Celia Villalobos, la inquieta vicepresidenta primera del Congreso, le defiende aduciendo que el problema no es el talante «quietista» de Mariano, lo que pasa es que al PP no le salen los números.
En parte es así. Si contara con el apoyo de Ciudadanos, el del PNV y algún diputado canario, se aproximaría a una cifra de diputados suficiente como para intentar la investidura. Pero no se sabe que haya intentando hablar con Albert Rivera, ni que haya telefoneado a Urkullu o pedido el número de teléfono de Aitor Esteban, el portavoz parlamentario del PNV. Alguno de los empresarios que asistieron el martes al acto de Exceltur (gente emprendedora y animosa dónde los haya) comentaban que le habían visto abatido, sin nervio. Como si hubiera tirado la toalla y diera por perdida la investidura. Fuentes de su entorno lo ven como fruto de la decepción por el resultado de las elecciones. No entiende que lo que para él era prioritario: salir de la crisis y recuperar el pulso de la economía -logro que tiene por cierto- no haya sido comprendido por los votantes tradicionales del PP. Admite que los casos de corrupción han sido la clave de la desafección de muchos, pero aún así, esperaba otro resultado. Rajoy nunca fue un hombre de acción. Suya es la famosa perla que proclama que no tomar decisiones, también es una forma de decidir. Y en eso parece que está.
Mientras tanto, Pedro Sánchez juega sus cartas con muchas posibilidades de llevarse el gato al agua. Sigue la máxima de Den Xiao Ping según la cual importa poco que el color del felino. Lo importante es que sea capaz de cazar ratones.

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