Luis Ventoso

«Curioso que Sánchez intente llegar a presidente tomándonos el pelo»

"Curioso que Sánchez intente llegar a presidente tomándonos el pelo"
Luis Ventoso, Director Adjunto ABC.

Luis Ventoso considera que el discurso del aspirante del PSOE estuvo plagado de falsedades, mentiras y contradicciones varias:

De chaval, en los gamberros ochenta, cayó en mis manos un libro de mi padre que me encantaba: «El hombre anumérico», de John Allen Paulos, profesor de Matemáticas estadounidense con pinta de músico de Supertramp. Lo que más me atraía era su aproximación humorística al cálculo de probabilidades. Por ejemplo, para evitar el riesgo de sufrir un atentado en un avión, el profesor Paulos recomendaba viajar siempre con una bomba, porque la posibilidad de que haya dos en la misma nave tiende a cero. En otro pasaje demostraba con una cascada de ecuaciones que existe un 99 por ciento de probabilidades de que hayamos inhalado una de las últimas moléculas que exhaló Julio César, cuando pronunció su agónico: «Bruto, hijo mío, ¡también tú!». Pese a sus raptos de humor, el libro, subtitulado «El analfabetismo matemático y sus consecuencias», constituía una valiosa denuncia de la burramia con que a veces manejamos las cifras.

Dice que:

Tras seguir con atención el discurso de mi admirado Pedro Sánchez, volví a acordarme mucho del profesor Paulos: onerosísimas y felices promesas sociales sin llegar a aportar una sola cifra sobre cuánto costarían al erario público. Sánchez y su flamante socio, Bisagras Rivera, prometen un sueldo del Estado para 750.000 familias sin ingresos, un complemento salarial para quienes vayan pillados, subir el sueldo mínimo, subvenciones para pagar la luz y un plan de choque contra el desempleo, que por lo que se atisba consistiría en que el Estado pagaría para contratar a personas en paro. También retornaría la apuesta estatal por las renovables (gran idea con el petróleo a 36 dólares), lo que quiere decir que el Estado volvería a sostener al sector artificialmente a golpe de primas pagadas por nuestro bolsillo.

Y apunta que:

Pese a mi acendrada simpatía por Pedro, confieso que a mitad de su discurso empecé a sentirme un poco insultado en mi pequeña inteligencia. Y es que no creo que el profesor Sánchez, economista, padezca de analfabetismo matemático. Lo que sí creo es que nos estaba vendiendo una moto, una suerte de pirámide de Ponzi cebada de despilfarro, un tocomocho programático, un regreso acelerado al ilusionismo económico de Zapatero (del que también recuperó otros hitos, como echar sal en las cicatrices de una Guerra Civil de hace ochenta años o darle la murga a la Iglesia). Frente a la sublevación catalana, Sánchez esgrimió el peor argumento posible: conceder a los sediciosos parte de la razón en su queja, porque Rajoy, ya se sabe, viene a ser el primo pontevedrés de Darth Vader. La frase inicial fue el pórtico de todas las incongruencias que vendrían después: «Hay que abrir un período basado en el entendimiento entre distintos partidos y diversas ideologías», proclamó un político que ni se ha dignado a escuchar a la persona que ganó las elecciones.

Lo que hizo ayer Sánchez con los españoles es como si yo le prometo a mi mujer que le voy a regalar un Bentley por su cumple. Curioso que alguien intente llegar a presidente tomándonos el pelo con tal desparpajo. Pero estamos en España, un país empecinado en ponerse la zancadilla a sí mismo.

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