Carmen Tomás – Draghi, al rescate de la banca.


El pasado jueves el BCE lanzaba un paquete ambicioso de medidas que no ha gustado a todos, aunque sí sorprendió. Draghi anunciaba bajar los tipos de interés al 0 por ciento a partir del 16 de marzo; cobrar un 0,40 por ciento a las entidades que depositen en el BCE su exceso de liquidez y aumentar el volumen de compras mensuales hasta los 80.000 millones e incluir en la lista de activos comprables empresas establecidas en la zona euro.
Además, a partir de junio se pondrán en marcha cuatro operaciones de refinanciación a largo plazo con unas condiciones tan bajas como el interés de la facilidad de depósito. Las razones de Draghi, que suba la inflación, aumente el crédito y despegue el crecimiento económico. La mayoría de los economistas no se han puesto de acuerdo desde entonces sobre las verdaderas consecuencias de este nuevo paquete de medidas.
Muchos piensan que las reformas que Europa necesita se retrasan precisamente por las facilidades que ofrece el BCE a la deuda pública de los países.
En cuanto a los mercados de acciones, como casi siempre pasa con las reuniones del BCE, los inversores también en esta ocasión hicieron una doble e incluso triple lectura de las medidas adoptadas. De hecho, en cuanto empezaron a filtrarse, las bolsas subieron como la espuma, sobre todo los bancos. Sin embargo, cuando empezó a hablar Draghi, se diría que a cada frase bajaban un poco los índices. De hecho, al cierre de los mercados, algunas bolsas lo hicieron en negativo. La española se salvó por los pelos. Ya el viernes, en una tercera lectura, las bolsas abrieron con fuertes ganancias y así cerraron. El IBEX daba carpetazo a su cuarta semana en positivo, con subidas en el sector bancario, que en algún caso concreto fue de dos dígitos. Al cierre, el selectivo español superaba los ansiados 9.000 puntos.
Veremos en sucesivas sesiones qué ocurre, porque los dos grandes focos de preocupación siguen: China y petróleo. Muchos analistas piensan que no se harán las reformas, Europa se japoniza y muy probablemente el BCE no consiga sus objetivos. De hecho, el propio organismo ha rebajado sus previsiones de crecimiento para la eurozona.

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