Fermín Bocos – Turquía no es Europa


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

La Historia no tiene marcha atrás, pero conviene recordarla para evitar equívocos. De uno reciente se habla mucho estos días. Se trata de Turquía y de la pretensión del gobierno de aquél país asiático de incorporarse a la Unión Europea. Es una aspiración que viene de lejos pero que había decaído en razón, entre otras circunstancias, de la encendida oposición de Francia cuando era presidente Nicolás Sarkozy. Ahora, las novedades políticas generadas por la crisis de los refugiados sirios han convertido a Turquía en un interlocutor interesado y exigente. Durante los últimos cuatro años Ankara incumplió sistemáticamente los tratados internacionales que obligan al primer país al que llegan los refugiados que huyen de una guerra a darles asilo. Ahora Turquía está dispuesta a acoger a una parte de los que ya han conseguido llegar a Europa procedentes de Siria. No es un acto de generosidad. En realidad el acuerdo es un trueque. Turquía acepta repatriarles a cambio de recibir 6.000 millones de euros de la UE, exonerar de visado a los ciudadanos turcos y reactivar las negociaciones para la futura incorporación de este país asiático a la Unión Europea. Y esta es la almendra del problema porque, salvo en el caso de Alemania que en el pasado (I Guerra Mundial) fue aliada de Turquía, en el resto de los países que forman la UE, la «causa turca» tiene pocos defensores. El pasado es prólogo. Desde Hungría a Rumanía, pasando por Austria y su nunca del todo perdida memoria del Imperio Austrohúngaro, buena parte de los países del Este se forjaron luchando contra los turcos. La heroica lucha de Grecia por su independencia los resume todo. En el caso de España fueron siglos de guerra contra el «Turco» intentando frenar su expansión por el Mediterráneo. El aniversario de Cervantes evoca Lepanto. El 29 de mayo de 1453 los turcos asaltaron Constantinopla. Las tropas de jenízaros se dieron al pillaje cometiendo todo tipo de atrocidades. Aquél día los turcos sellaron su histórica enemistad de siglos con Europa y sus valores. Valores que en nuestros días pasan por la defensa de los Derechos Humanos, la democracia entendida como separación de poderes, el Estado laico y el respeto por la libertad de prensa. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha metido a su país en una deriva islamista contraria al espíritu de Kemal Ataturk, el fundador de la moderna Turquía. Y, un dato más: la ambigua posición del Gobierno turco en relación con los terroristas del Estado islámico tampoco es la mejor tarjeta de visita para llamar a las puertas de Bruselas. Turquía, desde luego, no es Europa.

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