Antonio Casado – La quimera del 199


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Las sonrisas televisadas de Pedro y Pablo solo alcanzaron para clavetear la común aversión política a Rajoy y la voluntad de diálogo. Según Pedro, «a tres», es decir, con un tercer asiento para Ciudadanos, su socio preferente y su anclaje centrista. Según Pablo, «a dos», un mano a mano con el PSOE del que espera cesiones para conseguir un «pacto a la valenciana». Supondría dejar a Ciudadanos en la estacada.
La incompatibilidad entre los dos emergentes, Ciudadanos y Podemos, marca el inicio de las anunciadas negociaciones a tres bandas. Y la cura en salud viene del lado socialista. Antonio Hernando, portavoz parlamentario y miembro del equipo negociador, ya ha lanzado el lema adoptado por Pedro Sánchez para soñar con su quimérica «vía del 199» (PSOE-Podemos-Ciudadanos). El lema es «renuncia no equivale a rendición». Una especie de amén socialista a lo que previamente había declarado Iñigo Errejón: «Ahora toca hacer un ejercicio de mestizaje», según el dirigente de Podemos.
La consigna verbalizada por Hernando ya tuvo su respuesta en el Comité Federal del sábado en voz de dos dirigentes regionales con poder institucional. El presidente de Castilla-La Mancha, García Page, se puso fundamental en su recurso a las esencias: «Lo único que no puede hacer el PSOE es vender su alma». Igual de contundente pero más pegada al terreno estuvo Susana Díaz, la presidenta andaluza, al recordar que está vigente la resolución del CF celebrado el 28 de diciembre.
Ahí quedan claros los límites de los negociadores socialistas con los partidos teóricamente dispuestos a apoyar el salto de Sánchez a la Moncloa. La resolución les obliga a que sus negociaciones sean públicas, y transparentes, «anteponiendo siempre el interés de España» a «intereses partidarios y personales», rechazando tajantemente «la autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento», y «cualquier planteamiento que conduzca a romper con nuestro ordenamiento constitucional». De modo que «la renuncia a esos planteamientos sea condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones».
El mandato está vigente. No queda afectado por la predisposición de Sánchez a olvidar la reiterada agresividad de Pablo Manuel Iglesias contra el PSOE y su no disimulado empeño en sembrar cizaña (primero dividir y luego confiscar). La semana pasada Sánchez declaró: «Sé que las formas dejaron mucho que desear, pero eso forma parte del pasado y yo agradezco la rectificación». Minutos antes, en relación con sus desapacibles referencias al PSOE, Iglesias había reconocido públicamente haber cometido un error que ya había corregido.

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