Carlos Carnicero – Quince días para volver a empezar sin que nada haya cambiado.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

No estamos acostumbrados a vivir sin gobierno. La economía empieza a dar síntomas de cansancio. Faltan quince días para que se disuelvan Las Cortes y no existe el menor indicio de que se consiga un acuerdo para investir un gobierno.
Mariano Rajoy resiste el rosario de escándalos que asedian a su partido. Suelta lastre. Abandona a su suerte al ministro Soria a quien ni siquiera agradece Soraya Sáez de Santamaría los servicios prestados. Montoro es más cruel: «no puede ser ministro quien opera desde paraísos fiscales». Da por sentado que el ministro cesado utilizó las sociedades descubiertas en los papeles de Panamá.
El alcalde de Granada, detenido y puesto en libertad, no recibe siquiera el beneficio de la duda. Suspenden automáticamente su militancia y le piden la dimisión desde su propio partido. A partir de ahora no habrá piedad para ningún nuevo sospechoso de corrupción.
Hay apuestas sobre si Rajoy aguantará para ser candidato en las próximas elecciones. Dentro del PP se susurra pero nadie levanta la voz para cambiar de líder. Se insinúa una persecución desde el estamento policial y judicial. Aparentemente, en medio del desbordamiento de sus cloacas, los votantes del PP no le retiran su adhesión y anuncian que seguirán votando al partido aunque Mariano Rajoy siga siendo candidato.
Podemos se da una fiesta en el referéndum de sus militantes. El PSOE renueva sus movimientos internos para sustituir al secretario general. Solamente Albert Rivera consigue parecer consolidado, tal vez al alza.
Nadie es capaz de asegurar que unas nuevas elecciones cambian el escenario actual. Si no se consiguen acuerdos para una mayoría, podrían convocarse, transcurridos los plazos establecidos en la Constitución, otras nuevas elecciones. Y así, hasta el absurdo o el infinito.
La mayor incógnita es el grado de abstención y a quién perjudicaría una mayor abstención. Los partidos sopesan acortar la campaña electoral, conscientes de que son un martirio para los ciudadanos.
Llevamos años avisados de que el sistema político está en crisis. Los grandes partidos hicieron oídos hueros a las advertencias del desapego de la ciudadanía de la clase política. No ha habido una renovación política ni el PSOE ni en el PP. Los nuevos partidos que prometían un cambio profundo no lo han escenificado. Podemos presume de transversal pero es el más vertical y jerárquico de todos.
Faltan quince días para volver a empezar y no hay un solo síntoma de que el fracaso de los partidos para enhebrar los resultados de las elecciones les haya servido para aprender la lección. La abstención será la demostración de que el hartazgo de la ciudadanía sigue creciendo. No hay ningún dato para ser optimistas. Nos espera más de lo mismo.

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