Isaías Lafuente – «Rita, eres la mejor»


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

Yo no sé si en el PP habita mucha gente supersticiosa. Pero después del pasado martes y 13 seguro que el porcentaje ha crecido. Amaneció ese día Génova con la noticia de la investigación a Rita Barberá por parte del Tribunal Supremo y con una información que hablaba del intento de pacto de Jaume Matas con el fiscal para evitar la cárcel a cambio de confesar algunas cosas comprometedoras para su partido. La tarde transcurrió con la comparecencia del ministro Luis de Guindos en el Congreso en donde, en diferido, confirmó que él y Rajoy mintieron sobre la candidatura de Soria al Banco Mundial: aquello no fue un concurso, fue una rifa en la que dieron todos los números al exministro mentiroso. Como mintieron en 2012 cuando aseguraron que el rescate bancario no le costaría un solo euro al contribuyente. Efectivamente no será un euro, serán 26.000 millones los que perderán según un informe del Banco de España que conocimos la víspera de este aciago martes y 13.
Incluso una aparente buena noticia, la de que Luis Bárcenas retira su acusación contra el PP por la destrucción de los discos duros de su ordenador, tuvo contraindicaciones. Porque el procedimiento seguirá y porque el anuncio del antiguo tesorero del PP devolvió a la ciudadanía la perturbadora imagen de un partido cuyos dirigentes ordenan destruir potenciales pruebas, como si fueran miembros de una vulgar banda de delincuentes, mientras en público proclaman hipócritamente su colaboración con la justicia.
Esta acumulación de noticias pestilentes documenta el otoño judicial que le espera al partido que aún nos gobierna en funciones y es el reflejo de un pasado del que Mariano Rajoy es responsable por acción o por omisión. Porque con cada nombre propio de un dirigente del PP que aparece en la crónica de tribunales salpicado por un escándalo de corrupción resuenan los ecos de la voz de Rajoy apoyándoles un el pasado, incluso cuando ya estaban al borde del banquillo: «Rita, eres la mejor», «Luis, sé fuerte», «Rus, te quiero, coño, te quiero», «Carlos Fabra es un político y ciudadano ejemplar», «quiero para España un gobierno como el de Jaume Matas»… ¿Cuántas veces tiene que poner la mano en un fuego fallido para que Rajoy tome conciencia de que está abrasado?

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