Escaño cero – El día «D» de Sánchez


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Una foto un tanto difusa tomada en el aeropuerto de Madrid parece ser la prueba de que Pedro Sánchez ha puesto rumbo a Los Angeles.
Lo cierto es que esté donde esté Pedro Sánchez continúa removiendo las agitadas aguas del PSOE. Por ejemplo sus leales, que los tiene, están recogiendo firmas para obligar al Comité Federal a que consulte a las bases del partido cualquier decisión que tomen contraria al «no es no» respecto a la investidura de Mariano Rajoy. Pero no solo eso, algunos de sus leales también susurran que Sánchez va a volver a dar la batalla por hacerse con la secretaria general y volver a ser candidato a la presidencia del Gobierno. Y están seguros, afirman, de que ganara.
No diré que es una sorpresa, porque desde el minuto uno de su dimisión escribí que la de Pedro Sánchez era una dimisión táctica, un paso atrás para luego intentar dos hacia delante.
Así que solo hay que poner un poco de atención para enterarse de lo obvio y es que el equipo del ex secretario general está trabajando soterradamente contra la gestora que dirige Javier Fernández y que van avisando a los navegantes que se piensen dos veces lo que van a hacer porque Sánchez volverá.
Así están las cosas en el PSOE al día de hoy mientras Javier Fernández intenta recordar a su partido quienes son y cual es la manera de actuar que han tenido siempre los socialistas. Y la manera de actuar de los socialistas no es la de Podemos. Hay que destacar que Javier Fernández al menos no siente ningún complejo ante los «podemitas» y es capaz de ponerlos puntos sobre las «íes».
La verdad es que en el ADN del PSOE está la defensa de la democracia representativa y no el populismo «podemita». Por tanto son los representantes elegidos por las bases los que toman las decisiones y desde luego responden de esas decisiones ante los militantes. Pero en estos dos años Pedro Sánchez sabiendo de la debilidad de su liderazgo y temiendo a los «barones» de su partido cambió las reglas de juego para así asegurarse el sillón de mando.
Sánchez ha apelado a las reacciones más emocionales y por tanto primarias de los militantes socialistas para manipularles y llevarles adonde él quería ir que no era otro lugar que el Palacio de la Moncloa sin importarle el precio a pagar.
Un precio que pasaba por dejarse apoyar por los partidos independentistas además de compartir el poder con Podemos. Los partidos independentistas le habrían votado aparentemente gratis sabiendo que un gobierno presidido por Sánchez y con la presencia de Podemos, les facilitaría su hoja de ruta. A los independentistas lo que no les interesa es que haya nadie en la Moncloa que les diga «no». Así que un Sánchez débil que dependiera de ellos para dar cualquier paso era lo que más les convenía. Con eso es con lo que dio al traste el Comité Federal del pasado sábado.
Pero Sánchez sigue enredando, su ambición de poder está por encima de cualquier consideración. En cualquier país europeo un líder con tantas sonoras derrotas electorales se habría ido a su casa, y si además los suyos le retiran la confianza aún más para irse. Si Sánchez no tuviera la ambición desmedida que tiene habría dejado su escaño. Pero ya digo que sus fieles le están preparando el terreno para el desembarco. Atentos a su día «D».

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