MADRID, 8 (OTR/PRESS)
Bueno, pues los estadounidenses han ido a votar mientas el resto del mundo contenía la respiración.
Pero no es de Clinton o de Trump a quién me voy a referir en este artículo, sino de Pedro Sánchez. Reconozco que me ha dejado estupefacta leer que el ex secretario general del PSOE se ha ido a Washintong para apoyar a Hillary Clinton. Me pregunto como lo habrá hecho, si es que ha ido por la calle repartiendo propaganda o intentando convencer a los transeúntes. Es ridícula la pretensión de Sánchez arrogándose una importancia de la que carece al presumir de que ha cruzado el «charco» para apoyar a Clinton.
No sé si son delirios de grandeza o simplemente que tiene que decir algo todos los días en su cuenta de twitter y no se le ha ocurrido nada mejor que darse «pisto».
Claro que de lo que no informa son de sus otras actividades, por ejemplo de que se ha reunido con algunos de sus fieles para diseñar una estrategia encaminada a presionar a la Gestora del PSOE para que convoque ya un congreso y primarias.
De eso no cuenta ni palabra puesto que las conspiraciones siempre transcurren en la sombra.
Tampoco estaría de más que los ciudadanos nos enteráramos si Sánchez, comparte y avala a esos militantes afines a él que tanto en Madrid como en Zaragoza han presentado nada menos que una querella penal contra la Gestora del PSOE, acusando a Javier Fernández, Mario Jiménez, Susana Díaz y Antonio Hernando de delinquir por haber provocado, dicen, la dimisión del propio Sánchez.
Resulta insólito que esos militantes judicialicen un problema político de su partido. Me pregunto si ya puestos Tomas Gómez no debería de ir al juzgado a querellarse contra Sánchez por haberle destituido con el argumento, esgrimido por el propio Pedro Sánchez en la entrevista con Jordi Evole, de que Gómez tenía pocas probabilidades de ganar las elecciones en la Comunidad de Madrid. Eso sí que fue una cacicada. En cuanto a lo que sucedió en el Comité Federal de octubre hay que recordar que fue el propio Pedro Sánchez, él solito, quién presento su dimisión como secretario general, vamos que nadie le cesó.
Siento decirlo, incluso pensarlo, pero me parece que Sánchez y quienes le secundan, con argucias de malos perdedores, le están haciendo el trabajo sucio a los adversarios políticos de los socialistas que solo tienen que sentarse a ver pasar el cadáver del PSOE.
Puede que como Pedro Sánchez sabe que el tiempo puede correr en su contra pretenda mantener permanentemente agitadas las aguas para que se celebre el congreso antes de que se vayan olvidando de él pero sobre todo antes de surjan otras candidaturas que puedan llegar a contar con más apoyos de los que ahora cuenta.
¡Pobre PSOE!