MADRID, 10 (OTR/PRESS)
Las elecciones norteamericanas han dejado un montón de preguntas con difícil respuesta. La primera es cómo es posible que haya ganado Donald Trump, y la segunda es ¿y ahora qué?.
Por lo pronto los responsables de las cancillerías occidentales aún en pleno ataque de estupor han tenido que hacer de tripas corazón y mandar una felicitación al ganador manifestando que independientemente del resultado lo importante son las buenas relaciones entre los países.
La tercera pregunta es si el Partido Republicano logrará controlar a Trump y poner veto a algunas de sus iniciativas y propuestas más controvertidas. No olvidemos que los republicanos también han ganado las elecciones legislativas y por tanto tienen mayoría en el Congreso y en el Senado.
En todas las democracias hay contrapesos, y en el sistema estadounidense, donde el Presidente tiene un poder inmenso, sin embargo en ocasiones se ve maniatado por el legislativo. Eso le ha pasado a Barack Obama con algunas de sus reformas que han sido frenadas por las Cámaras.
En cualquier caso el mundo ya no será igual porque es imprevisible saber qué clase de Presidente va a ser Donald Trump y sobre todo si las poderosas fuerzas del establishment van a poder ejercer algún tipo de control sobre él.
Lo novedoso es que es la primera vez en la Historia de Estados Unidos en que sobre el mandato de un presidente solo hay incógnitas. Hasta ahora, tanto daba que gobernara un demócrata como un republicano, porque salvo en determinados matices y acentos, no se producían ningún sobresalto.
Pero Donald Trump no responde al patrón de político al uso, y todo es posible y lo que supone su triunfo es un pulmón de aire para todos los líderes populistas que en los últimos tiempos han empezado a tener protagonismo político como consecuencia del hartazgo de una parte de la sociedad respecto a políticos y maneras de hacer política tradicionales. El triunfo de Trump nos obliga a despertar del sueño de el populismo era una fantasma al que se podía obviar o volver a meter en el cajón de la Historia. La realidad siempre supera la ficción. Donald Trump ya es Presidente de Estados Unidos y a partir de ahora quién sabe que pasará.