No te va a gustar – Aquí está pasando algo muy raro…


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Vaya por delante que ni quito ni pongo en lo referente a las informaciones que a continuación voy a comentar. Carezco de datos de total fiabilidad en torno a ellos y apenas, como periodista, puedo moverme en un entorno de hipótesis, rumores acaso interesados y conjeturas que solo me llevan a una conclusión: no puede ser simplemente casual que, de pronto, aparezcan noticias de distinta índole, desde luego todas negativas, relacionadas con un mismo personaje. Y ese personaje no es otro que el Rey emérito, Juan Carlos I, hombre al que la opinión pública adoraba hace apenas cinco años y a quien ahora se ha convertido en blanco de muchos disparos dialécticos y de no pocas operaciones que pudieran considerarse casi difamatorias.
Ya digo que no escribo esta columna ni para contrarrestar informaciones cuyo origen desconozco o no conozco suficientemente, ni para defender al ex jefe del Estado, que, a mi juicio, con sus claros y sus evidentes oscuros, ejerció muy satisfactoriamente su función durante casi cuatro décadas. Aludo a los pasajes oscuros, inicialmente nunca revelados, ahora no sé si magnificados o, simplemente, equivocados. Resucitar un antiguo y ya entonces divulgado caso relacionado con una famosa que ya ni siquiera ha dejado recuerdo me parece, cuando menos, sorprendente. Como lo es sugerir, desde ámbitos de investigación policial (o parapolicial) más que cuestionables, una vinculación del emérito con los turbios asuntos de la familia Pujol. O dejar caer que, en la actualidad, el jubilado Monarca -si es que un Monarca se jubila…– se da la gran vida, siempre protegido en su «intimidad» por los servicios de inteligencia.
Porque, por cierto, los servicios de inteligencia, que a mi juicio dirige acertadamente el general Sanz Roldán, aparecen siempre por medio de todos los enredos: que si robaron un vídeo en casa de una actriz, que si chantajearon a un ex president de la Generalitat, que si ocultan algunos pasos y casos del que fuera jefe del Estado… Me pregunto si en el origen de todo esto hay una operación destinada contra quien fue Rey, contra la Monarquía -ahora que se avecina la sentencia contra el yerno y la hija de Juan Carlos I–… o contra la propia dirección del Centro Nacional de Inteligencia, cuya cúpula ha sido una vez más renovada por la vicepresidenta del Gobierno, con quien Sanz Roldán mantiene una muy buena sintonía. ¿Hay ambiciones y rivalidades relacionadas con los servicios de Seguridad que pudieran tener algo que ver en todo esto?

En todo caso, lo que no queda claro es invariablemente oscuro. Y no me queda sino presumir oscuras intenciones, no desde luego en quienes publican -podría ser yo mismo, si determinadas informaciones cayesen en mis manos: soy periodista, al fin, y es mi obligación–, sino en quienes difunden y filtran, por ejemplo, algunos informes policiales que llegan a las manos de algunos jueces que, entonces, ponen en marcha determinados procesos no siempre sujetos al ámbito estricto de los tribunales. Seguro que usted, querido lector, me entiende perfectamente, aunque ni usted ni yo entendamos muy bien qué se proponen algunos con todo esto, que no forma parte del negocio estricto de informar con imparcialidad, caiga quien caiga, que es en lo que se supone que estamos.

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