Carmen Tomás – Interinos y temporales


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

No se ponen de acuerdo. El grupo de expertos creado por el Ministerio de Empleo, los sindicatos UGT y Comisiones Obreras y las patronales CEOE y Cepyme tenía como misión analizar la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo que ordenaba a España equiparar la indemnización de los trabajadores interinos con la que reciben los que tienen un contrato indefinido. Sin embargo, después de los trabajos y reuniones realizadas se ha constatado que no coinciden en algunos puntos. Sí en uno que en mi opinión es clave y que se refiere a la duración máxima que deberían tener este tipo de contratos de interinidad. No se puede olvidar que estos contratos pueden durar meses o años. Incluso décadas. Así es muy difícil que una persona pueda tener un proyecto de vida más o menos estable. Y, además, si alguien lleva años en un puesto de trabajo, puede deducirse que ese puesto es necesario y que la persona que lo ocupa es la adecuada. Los expertos también se han puesto de acuerdo que en la indemnización por despido en este tipo de contratos de interinidad sea de 12 días por año trabajado. Es decir, equipararla a los trabajadores con contrato temporal. La decisión final es otro cantar.
En su momento, la sentencia se interpretó por muchos en el sentido de que el Tribunal Europeo exigía a España modificar estos contratos e incluso que instaba a aprobar un contrato único equiparando así a los interinos con los temporales. Desde el Ministerio de Empleo se dijo que de ninguna manera podía interpretarse así el fallo del tribunal y de hecho puso en marcha la comisión de expertos de la que ahora hemos sabido algunas de sus conclusiones. La principal que no hay unanimidad a la hora de abordar este asunto de los interinos excepto en los puntos que acabamos de comentar.
Es obvio que el mercado laboral en España sigue teniendo aspectos claramente mejorables. La reforma laboral ha logrado éxitos evidentes, pero aún el camino hacia la excelencia no ha concluido. Por ejemplo, la temporalidad sigue siendo alta, a pesar de que ya es menor de lo que suponía en los años de la burbuja. De hecho, el año pasado los contratos temporales que se convirtieron en fijos aumentaron un 21,6 por ciento. También los aumentos de empleos están ya superando niveles anuales anteriores a la crisis. Habrá que esperar a las numerosas negociaciones que sobre distintos asuntos están abiertas de la mano de Fátima Báñez para ir viendo con algo mayor de nitidez que ocurre con el mercado laboral, la formación o las pensiones, asuntos todos fundamentales y que dependen en su mayoría de la voluntad negociadora de patronal, sindicatos y partidos políticos.

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