CEBRIÁN
Con un turbio mundo reporteril,
encaramado ya en la plutocracia,
mina las bases de la democracia
como han hecho siempre los del mandil.
Contra el rey se muestra bastante hostil,
y como su padre cayó en desgracia,
Cebrián lo aprovecha con contumacia
para que Felipe vuelva a Estoril.
Con un escritillo de pacotilla
ingresó en la Academia de la Lengua,
aunque con la presencia del plumilla
el valor de la Academia se mengua.
Ahora en el País ya no tiene atranco
porque ya se libró de los Polanco.
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Por Salvador Freixedo
Último libro del autor:
«IGLESIA, ¡DESPIERTA!»
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