Escaño Cero – El fin del legado de Atatürk


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Hay políticos que causan más problemas de los que resuelven, sobre todo los que dividen a la sociedad en dos mitades. Es el caso de Recep Tayyip Erdogan convocando un referéndum que ha ganado por un estrecho margen evidenciando la división de Turquía. Por lo pronto algunos partidos de la oposición han decidido cuestionar el resultado porque denuncian irregularidades. Pero más allá de las irregularidades concretas de la jornada electoral, es evidente que hace tiempo que en Turquía se vienen violando las más elementales reglas de la democracia y que cada vez queda menos del legado de Kemal Atataürk, el que fuera «padre» de la Turquía moderna.
Para empezar el país vive bajo el «estado de excepción» que ya ha llevado a la cárcel a miles de personas entre miembros del Ejército, jueces, maestros, periodistas y funcionarios, en realidad a todos aquellos a los que Erdogan considera sus opositores.
De manera que es más que discutible el resultado de un referéndum celebrado durante un «estado de excepción».
En realidad con la celebración del referéndum Erdogan lo que ha buscado es dar apariencia democrática a su proyecto de concentrar en sus manos todo el poder. Lo peor es que lo ha conseguido porque un número suficiente de sus conciudadanos así lo ha decidido votando afirmativamente en el referéndum.
Y lo que se ha votado es nada menos que a partir de ahora Erdogan gobernará sin ningún contrapeso, sin ningún control democrático puesto que sus decisiones no tendrán que ser avaladas por el Parlamento. Por si fuera poco podrá nombrar jueces a su antojo. Y aún hay más: podrá permanecer en el poder hasta el 2029.
Es decir Turquía pasa a un sistema con trazas de seudodemocracia pero poco más.
Está claro que se equivocaron quienes en su día jalearon la figura de Erdogan queriéndole homologar a él y a su partido a lo que en Europa ha sido la Democracia Cristiana.
Sus tics autoritarios han sido constantes por más que desde las cancillerías europeas se ha intentado mirar hacia otro lado para no tener que admitir que Turquía estaba dejando de ser una democracia al uso.
Lo que parece evidente es que Erdogan aleja a Turquía de la posibilidad de formar parte de la Unión Europea pero no solo eso, sino que la diplomacia europea va a tener que afinar mucho para mantener unas relaciones aceptables con un político como Erdogan al que definitivamente se le ha caído la mascara. Y lo que vemos tras la máscara resulta inquietante.

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