Más que palabras – Tramas y brochas


MADRID, 18 (OTR-PRESS)

Entrevisté a Irene Montero hace apenas dos semanas para «El Economista» y le pregunté por la estrategia de Podemos de cambiar el concepto «casta» por «trama». Me dijo que «cuando hablaban de casta uno se imaginaba a políticos, normalmente hombres, con traje y corbata viajando en Bussines, teniendo privilegios y malgastando dinero público, sin embargo, trama implica una estructura de poder que permite la vulneración de derechos humanos e impide el desarrollo de la vida democrática».
Le repregunté por el tema sin tener la menor idea de que poco después hablaríamos del llamado «Tramabús» que tanto está dando que hablar estos días y textualmente me respondió esto:

P.- ¿A que se refieren cuando hablan de la «trama»?

R.- Hablar de «trama» implica hablar de la estructura de poder que en este país permite la vulneración sistemática de derechos humanos e impide el desarrollo de la vida democrática. Cuando hablamos de «trama» hablamos de relaciones de poder entre una parte de la cúpula política, sobre todo exministros, expresidentes y ex altos cargos de la Administración del Estado, con empresarios del Ibex 35, que son los que luego tiene filiales en paraísos fiscales. Los miembros de la «trama» son aquellos que hurtan recursos que son de todos a cambio de mordidas, de convertir la corrupción en una forma de gobierno y, en definitiva, de mermar nuestra calidad democrática en beneficio propio. En podemos le doblaremos en pulso a la trama.
Está claro que ahora Podemos han debido pensar que la mejor forma de doblarle ese pulso es poner a circular un autobús mezclado todo y a todos: a corruptos confesos imputados en graves delitos, con políticos de distintas ideologías, empresarios o periodistas. Ellos como el resto de los partidos políticos están en su derecho de hacer la propaganda que mejor refleje sus intereses y hay que reconocer que está campaña es efectiva y efectista las dos cosas.
A mí me parece bien que cada cual venda su programa electoral como quiera, pero lo que no comparto es el trazo grueso y el meter a todos los que no piensen como ellos en el mismo saco el de la corrupción y la indignidad. No es lo mismo cuestionar a alguien su actuación política que ponerle a la altura de quién ha cometido delitos y eso además crea una confusión innecesaria.
Algún periódico ha editorializado estos días poniendo el acento en que el famoso «tramabús» ha empezado a circular cuando todavía no se han apagado los ecos de otra campaña similar, la del autobús de Hazte Oír, que nadie puede decir que no haya sido efectiva a la hora de posicionar los postulados de esta asociación en la sociedad. «Pero no podemos calificar de la misma forma la campaña organizada por un grupo privado residual que la desarrollada por un partido político con representación parlamentaria», afirmaba el editorial y no le falta razón.
Podemos tiene una amplia representación y resortes suficientes para investigar políticamente a los corruptos, levantar nuevos casos de corrupción si llega el caso y llevar a los tribunales a quien haga falta. Tiene posibilidades de hacer una labor parlamentaria eficaz para, desde la casa en la que todos estamos representados, cambiar las cosas y desde luego criminalizar a todos por el mero hecho de no estar ideológicamente en el mismo lado no es el camino sino más bien es una forma de extender la tinta del calamar para embarrar a todo el mundo.
Intentar presentar a España como un país de corruptos sin remedio donde los únicos limpios son ellos o sus votantes es simplificar tanto a una democracia mayor de edad que se les puede volver en contra, y de ahí que hayan voces críticas dentro de Podemos que así lo han denunciado.
Aquí nadie, como ocurre en otros países que algunos dirigentes de la formación morada conocen bien, ha pretendido usurpar los poderes legislativos ni que el ejecutivo se convierta en un solo poder por encima del judicial. Cuando Podemos mete en el mismo saco a presidentes del Gobierno sin causas penales con empresarios condenados por corrupción, políticos que se encuentran procesados o periodistas críticos con el partido lo que hace es una simplificación donde quieren decirnos que solo ellos son castos y puros.
Sea como fuere y aunque algunos se empeñen en mezclarlo todo hay un poder judicial que está funcionando y de hecho se han sentado en el banquillo políticos y empresarios de todos los colores pero para llegar a ese punto hay que haber cometido un delito y desde luego no es de recibo tratar a todos como delincuentes solo porque no opinan como tú.
Una cosa es hacer propaganda llamativa y otra defender los intereses de los ciudadanos que te han elegido en las urnas. Estoy de acuerdo en que la política debe hacerse en el Parlamento y también en la calle pero con la brocha gorda solo se consigue embadurnarlo todo y para que haya una verdadera regeneración democrática hay que remangarse, cambiar las leyes y también que la acción política, además de ejemplar, sea ejemplarizante, y eso no se consigue solo con golpes de efecto o utilizando en peligrosísismo concepto de la posverdad. Si se pretende crear una opinión pública a base de sectarismo y no con hechos ciertos, apaga y vámonos porque nadie ni ellos mismos están a salvo.

ENCUENTRA LOS PRODUCTOS QUE TE INTERESAN

¡¡¡ BÚSQUEDA DE LAS MEJORES OFERTAS ONLINE !!!

Obtener los mejores resultados de tu búsqueda de productos

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído