Isaías Lafuente – Expulsado del paraíso fiscal


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

Mariano Rajoy es el apóstol de la normalidad y del sentido común y por eso es incomprensible que tenga tantas tragaderas para soportar las anormalidades que proliferan a su alrededor. Hace dos semanas, su ministro de Justicia fue reprobado por el Congreso de los Diputados, una circunstancia inédita en la historia de nuestra democracia. La moción también pedía al Gobierno la destitución del fiscal general del Estado y del fiscal jefe Anticorrupción. Como la reprobación parlamentaria no es vinculante, Rajoy no se dio por aludido. Y eso que el motivo era de calado: se les reprochaba supuestas injerencias en la acción de los fiscales para intentar proteger a los cargos de su partido imputados en casos de corrupción. Ni más ni menos.
Dos semanas después, el fiscal Anticorrupción vuelve a estar en el centro de la polémica al desvelar «Infolibre» que es propietario de la cuarta parte de una empresa radicada en el paraíso fiscal de Panamá. Se defiende Moix diciendo que esa participación fue herencia paterna y que no han disuelto la sociedad en cinco años porque alguno de sus hermanos tiene dificultades económicas. Teniendo en cuenta que el trámite son unos cientos de euros, o la familia Moix es una reunión de tacaños o Moix, a pesar de su profesión, es un torpe de campeonato fabricando coartadas.
No sé si Moix seguirá en su puesto cuando este artículo llegue a los periódicos. Porque en doce horas ha pasado de «no ver razones para dimitir ni para ser destituido» a «encontrar razonables cualquiera de las opciones: la permanencia o la destitución». Hasta el ministro Catalá ha dejado la decisión en manos del fiscal general del Estado, algo que suena a indicación. Lo que sí que sé es que es difícil encontrar situación más surrealista que la de un fiscal Anticorrupción operando, aunque sea vía herencia, en los mismos paraísos fiscales que usan los delincuentes a los que tiene que perseguir.
Su cese es tan de sentido común que hasta el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, cuando se desvelaron las sociedades panameñas del ministro Soria, afirmó que «no se puede estar en el Gobierno y haber operado en paraísos fiscales». Así que, salvo que agujereemos la normalidad a base de anormalidades, lo normal es que el principio sea aplicable también a los responsables de la cúpula fiscal.

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