Antonio Casado – El Orgullo desmiente a Guardiola


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Después de la masiva fiesta del Orgullo (se refiere al orgullo gay, aunque el adjetivo elíptico ha expropiado al sustantivo por exceso de propaganda), televisada sin fronteras desde Madrid para todo el mundo. Civilizada macro-metáfora de libertad, tolerancia y respeto al diferente en un Estado de derecho. Ante ella, ¿en qué se queda la reciente soflama del famoso entrenador del fútbol, Pep Guardiola, sobre los supuestos abusos que el autoritario Estado español estaría cometiendo en Cataluña?

Aún recientes los ecos de la fiesta, celebrada por todo lo alto el pasado fin de semana en la capital de España, con más de dos millones de visitantes llegados del resto del mundo, me viene a la memoria la tramposa declamación del ex futbolista del Barcelona y la selección española de fútbol, pronunciada el pasado 11 de junio en la plaza Puig y Cadafalch.
Allí acusó Guardiola al Gobierno de la Nación de desencadenar una «persecución política impropia de una democracia del siglo XXI» contra una parte de España. Y allí tuvo el cuajo de reclamar la ayuda internacional para enfrentarse a «los abusos de un Estado autoritario». Toma ya.
Veinte días después de aquel acto, organizado por grupos sociales afines al independentismo, el mundo entero ha tenido noticia de unas jornadas de exaltación de la diversidad sexual. Solo ha sido posible en un marco legal, político y social de libre circulación de ideas. Algo absolutamente incompatible con los códigos de un Estado represor y liberticida.
El entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, suma así a su historial el hecho de haber sido estrella invitada de los promotores del reto secesionista en el referido acto público. Y el de haberse prestado a leer un discurso calcado del que Oriol Junqueras, número dos del Govern, había pronunciado días antes en el Patio de los Naranjos de la Generalitat, cuando anunció la pregunta que se sometería a consulta de los catalanes: «¿Está usted de acuerdo con un Estado independiente en forma de República?».
Todo hace indicar que Guardiola, sí. Y que ese sería el sentido de su voto si el referéndum se llegase a celebrar (eso no va a ocurrir, más allá de que se repita la inútil parodia del 9-N de 2014). Pero creo que su soflama del 11 de junio se va a quedar en falsa alarma ante los ojos del mundo. Sus denuncias del imaginario Estado represor de España han quedado enterradas en el verificable compromiso del Estado español con las reglas democráticas, las libertades, el pluralismo, la tolerancia y el respeto a las diferencias dentro de la ley, manufacturado para todo el mundo bajo el nombre de «World Pride».
Todo ello en vísperas de este martes, 4 de julio, en el que, al parecer la Generalitat le va a decir al Gobierno por donde le va a tirar el penalti. Atentos a la pantalla.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído