Antonio Casado – El lío de Podemos


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Que la casta de Podemos se pase por el arco del triunfo lo que ha decidido la gente de Vistalegre II (congreso nacional del partido) confirma la mimetización de la izquierda mochilera con el paisaje. La pérdida de la virginidad también opera en política, como se desprende de los hechos:

La Ejecutiva pilotada por Pablo Manuel introdujo unilateralmente cambios relevantes en la normativa de la comisión estatal de garantías, habilitada para ejercer de contrapoder y entender de asuntos internos. Así se vulneró la voluntad de la militancia respecto al funcionamiento de dicha comisión. Los cambios afectaron a la propia presidenta, Olga Jiménez, a la que se le abrió desde arriba un expediente disciplinario.
Como era previsible, las respectivas comisiones territoriales del mismo negociado (garantías, defensa del militante, asuntos disciplinarios, cumplir y hacer cumplir los estatutos, etc) se han plantado frente a la dirección en algo parecido a una rebelión interna que reprueba el golpe de mano de Iglesias.
Los representantes de las comisiones territoriales aprobaron a finales de julio una resolución que considera nulos de pleno derecho las reformas estatutarias introducidas unilateralmente por la Ejecutiva (incluso llegaron a ser registradas en el Ministerio del Interior), incluida la destitución de su presidenta y el nombramiento de uno de los tres miembros pablistas en la comisión estatal.
La Ejecutiva ha hecho caso omiso de la resolución anulatoria aprobada por la comisión. Así que el enfrentamiento está servido en nombre de un principio aparentemente vulnerado. El de la democracia interna, tantas veces invocado por los dirigentes de este partido como pedrada a terceros.
Podemos se comporta cada vez más como cualquier partido convencional donde, efectivamente, en este tipo de cuestiones de orden interno, las garantías estatutarias acaban siendo papel mojado frente al ordeno y mando del jefe.
Bien mirado y salvando las distancias, tampoco hay mucha diferencia entre el comportamiento de Maduro en Venezuela, que se inventa sobre la marcha una fuente de poder (asamblea constituyente) alternativa a la salida de las urnas, y la conducta de Iglesias Turrión en Podemos, al inventarse sobre la marcha unos estatutos alternativos porque no le convienen los que han sido aprobados democráticamente en (Vistalegre II). Parece que no le va mucho eso de ejercer el liderazgo con el contrapoder de un órgano elegido por las bases.
Día a día Iglesias deconstruye la doctrina Mafalda: «Conocerme es quererme». En Podemos, ya ha quedado sobradamente desmentida.

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