Fermín Bocos – Eterno Rajoy


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Los esfuerzos de Albert Rivera para americanizar determinados perfiles de la vida política española chocan con las reticencias de los partidarios de que las cosas sigan como están. La batalla que emprende para limitar a dos los mandatos presidenciales -aprovechó el palenque del pleno de la corrupción para romper una lanza a favor de esa iniciativa que presentará el lunes en el Congreso en forma de proyecto de ley- parece destinada a encontrar buenas palabras y escasos apoyos. En el PP porque se malician que lo que quiere Rivera es jubilar a Mariano Rajoy. Rajoy lleva ya cinco años en La Moncloa y visto el panorama parlamentario es muy probable que pueda culminar la legislatura. Que ya serían dos. Incluso algún tiempo más si sumamos los tiempos muertos entre elecciones.
Rivera no tiene dicho si su medida tendría o no carácter retroactivo. En el primero de los supuestos afectaría directamente a Mariano Rajoy que, caso de aprobarse la medida en al actual período de sesiones, no podría repetir como candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. En el segundo supuesto, con permiso de los electores, Rajoy podría seguir tranquilamente en su rutina de poder intentando emular a su admirada Angela Merkel que lleva tres mandatos y va camino del cuarto.
Rajoy (62 años), tiene dicho que se siente con fuerzas para seguir. El mensaje lo repiten a modo de eco sus colaboradores más cercanos. Algunos de ellos -Cospedal, Núñez Feijóo, Sáenz de Santamaría- en teoría llamados a ser aspirantes al liderazgo del partido. «Será en su día. Cuando toque. Ahora no»- se escucha decir a otros miembros de la dirección de partido. Aunque los últimos comicios el PP ha pagado un alto precio en votos por el efecto combinado de la crisis y la corrupción, sigue siendo el partido más votado por los españoles.
Rajoy vende como gran logro la recuperación económica y sigue contando con apoyo suficiente entre los votantes populares. A reserva del desenlace del desafío a fecha fija (referéndum ilegal del 1 de octubre) de los separatistas catalanes que será un test de altísimo significado; una situación política y social explosiva capaz de llevarse por delante lo que no está escrito, no se ve en lontananza a nadie de su partido dispuesto a disputarle el sillón. Visto como está la oposición, sobre todo el PSOE de Pedro Sánchez, habrá que hacerse a la idea de que tenemos Rajoy para rato.

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