Escaño cero – La farsa


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Los ciudadanos asistimos atónitos a la farsa grotesca en que el Presidente de la Generalitat está convirtiendo la política catalana.
Fue todo un esperpento la sesión parlamentaria del martes en que declaró la independencia para luego dejarla en suspenso y a continuación firmar un manifiestos en la que e hacía hincapié de que no hay más hoja de ruta que la independencia.
Además Puigdemont, Junqueras y compañía intentan engañar y confundir a la opinión pública con una tramposa oferta de diálogo.
Un dialogo que tiene un solo fin: la independencia. Porque Puigdemont no ha planteado ni la vuela a la legalidad, ni la posibilidad de buscar un encaje distinto de Cataluña en el Estado pero dentro de la ley, lo único que plantea es negociar la independencia, lo que es un camino hacia ninguna parte puesto que la independencia es innegociable.
En realidad la oferta de diálogo del señor Puigdemont es una gran tomadura de pelo. Hay que estar muy ciego, o sencillamente ser su cómplice para intentar que los ciudadanos podamos creer y tomarnos en serio esa supuesta oferta de diálogo.
Puigdemont y los suyos solo están ganando tiempo, tiempo para ellos.
En cuanto a los que de buena fe piden diálogo solo hay que decirles que para que ese diálogo se dé hay una condición previa: la vuelta a la legalidad.
Nuestra Constitución dispone de los mecanismos necesarios para su reforma. Dentro de la Constitución el diálogo es posible fuera no hay diálogo porque no hay ley.
Es más que evidente el daño profundo que Artur Mas, Puigdemont, Junqueras y la CUP, están haciendo a Cataluña con el concurso de otras fuerzas como son los llamados «comunes» de Ada Colau. La alcaldesa viene haciendo una política cargada de cinismo, en el que por una parte apoya entusiasta que se cometan ilegalidades como es la celebración de un referéndum en el que además participó pero al mismo tiempo intenta guardar la ropa con declaraciones «buenistas» que no dejan de ser un ejercicio de impostura.
Así, todos los actores principales del independentismo catalán están interpretando la peor de las farsas pero sobre todo llevando a sus conciudadanos a la frustración y a la división.
Lo que Puigdemont, Junqueras y la CUP, con la colaboración de «los comunes» están haciendo a Cataluña no tiene perdón y solo tiene una respuesta: la Ley.

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