EL 155
¡155! gritó Rajoy cual fiera,
y en cuanto el numerito en el aire sonó,
Junqueras entró en llanto, Puigdemont se zurró,
y a los secesionistas les entró cagalera.
Varios miles de empresas cruzaron la frontera,
el Ibex catalán enseguida se hundió,
PabLenín sufrió un trauma, y a Bescansa expulsó,
y una gran carcajada se oyó en España entera.
A la gran Cataluña, seria, moderna y culta,
la politiquería de un grupo mamarracho,
que nos da la impresión de estar algo borracho,
la somete al ridículo, la deshonra y la insulta.
El catalán juicioso padece un gran empacho
al verse avasallado por esta turbamulta.
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Por Salvador Freixedo
Último libro del autor:
«IGLESIA, ¡DESPIERTA!»
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