Manuel del Rosal: «Señor Pedro Sánchez ¿no oye usted las voces de los asesinados por ETA?»

Manuel del Rosal: "Señor Pedro Sánchez ¿no oye usted las voces de los asesinados por ETA?"

O las oye y a pesar de ello pacta usted con los herederos de quienes les asesinaron. ¿Es usted, señor Sánchez, tan adicto al poder que ensucia la memoria de quienes murieron asesinados por ETA por defender la libertad? ¿Recuerda usted el número de víctimas provocadas por los amigos de esos que, con el apoyo de usted y su partido, presiden el Parlamento de Navarra y se sientan en la Mesa? No lo recuerda ¿verdad? Permítame entonces refrescarle la memoria.

Contabilizados hay 853 asesinados, entre ellos niños; más de 2.500 heridos, entre ellos niños y 10.000 extorsionados sin contar las familias rotas por la pérdida de sus seres queridos y los 100.000 exiliados que tuvieron que hacerlo para no perder la vida. Esta barbarie la causaron los conmilitones de los que hoy presiden, gracias a sus votos y los de su partido, el Parlamento de Navarra y se sientan a su Mesa. Entre los asesinados hubo hombres de su partido o, más bien, de aquel partido socialista que anteponía España a todo lo demás; el partido que usted hoy dirige no es tal, es una secta cuya maquinaria funciona solo para el poder sin importarle el modo de obtenerlo; el poder en sí mismo como fin sin hacer ascos a nada, sin escrúpulos: Fernando Múgica, socialista de pro, fue exterminado de un tiro en la cabeza en 1996. A Fernando Buesa, otro socialista sin tacha, lo asesinaron con un coche bomba en el año 2000. Ernest Lluch, ministro socialista de Sanidad y Consumo entre 1982 y 1986 y uno de los padres de la Ley General de Sanidad de 1986 que puso los pilares de la universalización de la atención sanitaria, murió en el año 2000 por dos disparos en la cabeza disparados por los esbirros de quienes presiden el Parlamento de Navarra con el apoyo de usted, señor Sánchez, y de su partido. En el año 2003 Joseba Pagazaurtundua socialista y afiliado a UGT, fue asesinado por cuatro disparos a bocajarro que le hirieron mortalmente cuando se encontraba en el bar Daytona de la localidad donde trabajaba. Isaías Carrasco, concejal del partido socialista en Mondragón fue abatido en 2008 por cuatro disparos de otro de los asesinos y esbirros de ETA cuando salía de su casa. Son unos ejemplos de asesinatos que arrancaron la vida a hombres socialistas y del partido socialista. ¿No los recuerda usted, señor Sánchez? Pues los que acabaron con sus vidas formaban parte de esa banda de asesinos sin escrúpulos que, ahora y con el apoyo de usted y de su partido, preside el Parlamento de Navarra y se sientan en la Mesa. Y hay que estar ausente de la más mínima sensibilidad hacia los muertos y sus familiares para apoyar a BIldu en el mismo día en que se cumplen 32 años del atentado salvaje de Hipercor. Pero debe ser que usted y esa señora llamada Chivite o como sea, tienen menos sensibilidad que una mata de habas y están carentes de sentimientos más allá de los que le produce el ostentar el poder al precio que sea.

¿No las oye usted, señor Pedro Sánchez? ¿No oye los gritos de silencio de Fernando Múgica, de Fernando Buesa, de Ernest Lluch, de Joseba Pagazaurtundua, de Isaías Carrasco que claman desde sus tumbas? ¿De verdad no los oye? O es que su bárbara ambición de poder ha terminado por destruir sus sentimientos y ha quedado su pecho en tan solo una especie de odre donde solo anida el poder. O es que usted ha devenido en un ser hidrópico de ambición que, a lo largo del camino, se ha ido despojando de toda sensibilidad, de todo sentimiento.

Señor Pedro Sánchez, ¿Cómo puede usted pactar con quienes tanto dolor han causado, solo en aras de un poder que, no lo olvide, será efímero como todos los poderes? Los conmilitones de quienes causaron esas muertes se sientan ahora en el Parlamento de Navarra porque usted y su partido así lo han pactado. Pero, claro, usted ha hecho suya aquella frase de Giulio Andreotti: “El poder desgasta, pero más desgasta perderlo”. Ya ha consumado en Navarra la apertura de lo que será su investidura: volver a los tiempos de Zapatero en los que quien gobernaba era Carot Rovira.

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