Hay cuestiones en las que convergen el sentido común con la más elemental humanidad.
Derogar la prisión permanente revisable, que se aplica en la mayoría de los países europeos con total normalidad, es una de ellas.
Pero, como adelanta Luz Sela en OKdiario este 6 de julio de 2019 el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, reabrirá el debate sobre el fin de la prisión permanente revisable -del que es partidario- en los primeros meses de la legislatura y a instancias del PNV.
En contra de lo que suele hacerse creer, este castigo no es la cadena perpetua. La prisión permanente revisable, como su propio nombre indica, es revisable.
Al cabo de un número determinado de años, que suele ser bastante largo dada la gravedad de los delitos cometidos, un equipo penitenciario competente determina si el encarcelado puede ser puesto en libertad o no.
Hablamos de sujetos que han cometido crímenes de excepcional gravedad. Por ejemplo, asesinatos con descuartizamientos, incluidos niños, que en ocasiones son sus propios hijos.
Valorar si individuos así pueden estar en libertad es una cuestión de elemental prudencia humana, dado que son perfectamente capaces de repetir sus crímenes una vez pisen de nuevo la calle.
No es venganza, sino justicia y, sobre todo, protección de potenciales víctimas inocentes. Insistimos, con individuos así, el paso de la potencia al acto es una línea tan delgada como mortal.
Pero claro, esta mentalidad encaja mal con el adamismo, que es el dogma oficial en la izquierda. Que el mal existe, que determinados individuos son retorcidos y singularmente sanguinarios, es algo que no encaja en absoluto con la idea del buen salvaje y de que la sociedad es la culpable. Y cuando el pensamiento funciona de forma ideológica, en vez de regirse por la razón contrastada con la experiencia, ya sabemos qué sucede; la idea se impone y la realidad sale perdiendo.
En este caso, no nos importa repetirlo de nuevo, lo que puede perderse es la vida de más inocentes. Sánchez tiene entre ceja y ceja derogar la prisión permanente revisable.
Una pena, porque los monstruos no deben estar en la calle.
Los requisitos que contempla la legislación para poder aplicar esta condena son, entre otros: que la víctima sea un niño o una persona especialmente vulnerable por razón de discapacidad o enfermedad; que antes del asesinato se haya producido un delito contra la libertad sexual -abuso o violación- o haya mediado un secuestro; que el acusado sea culpable de asesinatos o violaciones múltiples, miembro de una organización criminal o bien que haya ocultado el cadáver o impida su hallazgo.
Hasta la fecha todos los presos a los que se les ha aplicado en la actualidad son hombres:
David Oubel
- Es el único condenado en firme por asesinar a sus dos hijas con una sierra radial y un cuchillo de cocina, en julio de 2015. La Audiencia Provincial de Pontevedra inauguró con su sentencia la aplicación de la prisión permanente revisable por la crueldad de los hechos que acabaron con la vida de las pequeñas Amaia y Candela, de cuatro y nueve años. Oubel las degolló en un crimen sin escrúpulos -tras proporcionarle fármacos sedantes sin éxito- durante el que llegó a atacar hasta diez veces a la mayor de las hermanas.
Daniel Montaño
- La Audiencia Provincial de Álava sentenció a Montaño por tirar por la ventana a una bebé de 17 meses y tratar de matar a su madre -una joven de apenas 18 años a quien había conocido por internet- durante la madrugada del 25 de enero de 2016, tras negarse ésta a mantener relaciones sexuales con él. Ambas, madre e hija pasaban la noche en una habitación del domicilio de su agresor quien intentó de madrugada intimar con la primera. Cuando la joven se resistió se abalanzó sobre ella y la arrastró violentamente hasta el salón de la vivienda. Acto seguido regresó al dormitorio a por la bebé y la arrojó por una ventana.
Sergio Díaz
- Sergio Díaz fue condenado por la Audiencia Provincial de Tenerife tras asesinar al abuelo de su pareja clavándole un puñal una treintena de veces hasta que se desangró. El anciano -quien no pudo oponer resistencia ni defenderse por su movilidad reducida tras haber sufrido un ictus- recibió numerosas puñaladas y fue golpeado por Díaz con diferentes objetos contundentes: una piedra, un palo y varias figuras de escayola, hasta provocarle la muerte, el 14 de enero de 2016.
Marcos Miras
- Mató a palazos a su hijo de 11 años el día de la madre de 2017 para hacer el «mayor daño» posible a su exmujer. Fue declarado culpable por la Audiencia de La Coruña quien entendió que la crueldad del crimen se debía, también, al carácter premeditado del mismo. Miras planeó durante más de un año llevarse al pequeño a un solitario bosque donde, finalmente, le asestaría numerosos golpes «de tal intensidad» en la cabeza -con una pala de obra- que fueron determinantes para causarle la muerte.
Patrick Nogueira
- El conocido como ‘asesino de Pioz’ mató a sangre fría a sus tíos y a sus primos pequeños e hijos del matrimonio. El brasileño fue condenado por la Audiencia de Guadalajara a la pena de prisión permanente revisable tras el asesinato de sus cuatro familiares, con los que vivió durante un tiempo tras llegar a España para dedicarse al fútbol como profesional. Acabó con las vidas de todos ellos a cuchillazos y una vez muertos descuartizó sus cadáveres mientras retransmitía el macabro relato de los hechos, en tiempo real, a uno de sus amigos.