Y ya sabemos lo que es un trilero que juega a estafar a las gentes con el garbancito dentro o fuera de los cubiletes. El trile, también llamado mosqueta, Pepito paga doble, ¿dónde está la bolita? o la bolita, es un juego normalmente asociado a la estafa, que es tradicional en calles concurridas y mercadillos. Existen dos modalidades, la primera se juega con tres cartas, la segunda con tres cubiletes y una bolita. En ambos casos, el objetivo del juego es estafar con las cartas o los cubiletes que maneja el “trilero” o estafador, al ingenuo jugador. Normalmente en “trilero” o estafador es ayudado por otros estafadores, que hacen de gancho, y cuya labor es convencer al jugador de la facilidad con la que acertará la carta o la bolita y ganará dinero.
A raíz de la moción de censura de Pedro Sánchez surgió una nueva modalidad de trile que se diferencia de las dos clásicas en que se juega con las promesas y el juego se desarrolla, no en las calles, plazas o mercadillos, sino en el Congreso. Entre el lunes día 22 y el martes día 23 Pedro Sánchez, trilero mayor del Reino, nos ha dado una lección magistral de como jugar al trile y los de Podemos, PNV, PRC, ERC, Bildu, Compromís etc. han dejado constancia de cómo actuar como gancho. Los incautos jugadores que confían en ganar algo entrando en el trile de los cubiletes llenos de promesas falsas, somos los estúpidos de los españoles que, a pesar de la claridad de la estafa en el trile de Sánchez y su “banda”, estamos ciegos y no vemos que los cubiletes están vacíos de todo lo que signifique un bien para España y los españoles y llenos a rebosar de ambición desmedida de poder y privilegios. El que los ciudadanos sigamos confiando en dos personajes de la catadura de Sánchez y Pablo Iglesias debería ser caso de estudio obligatorio en todas las facultades de Psicología y Psiquiatría de todas las universidades de España.
Pedro Sánchez saldrá elegido como sea y a costa de lo que sea y España y los españoles pasaremos cuatro años bajo la férula de un gobierno izquierdoso que, esperemos, no deje a España tan mal que resulte irrecuperable.
La historia dejará constancia de como Pedro Sánchez llegó a presidente y de cómo los españoles, en un ejercicio de estupidez enfermiza, lo procuró. Pedro pasará a la historia como Pedro I el “trilero” y los ciudadanos españoles como una cáfila de imbéciles que fueron enredados sin muchos esfuerzos en el juego del “trile” del “trilero” Sánchez ayudado por su pandilla de estafadores.
