En este largo camino de vuelta al bipartidismo los españoles, que han cogido sus vacaciones, las del procés y las de las elecciones han llegado a la constatación de que entre tanto llega la recesión, sin gobierno se vive mejor. Sin gobierno, y aún sin telediarios, si tuviéramos valor de cambiar nuestras costumbres. Un verano cambia nuestras costumbres.
Es curioso cómo algunos políticos y partidos que se reparten las subvenciones apenas trabajan y meten ruido ahora que se van a ir por donde vinieron. Que sea finalmente lo que decida el juego del presidente gobierno después de tener a los periodistas haciendo especulaciones durante meses es una nueva tradición de incertidumbre mientras araña un voto del populista, del cansino Revilla, todo ofendido por los insultos a un presidente felòn que no ha dejado de traicionar a España desde que apareció cimbreando sus caderas como una modelo de Christian Dior.
Un presidente auténtico y no original es lo que demanda este país y esto parece màs bien cosa de las mujeres que asoman a la política y cometen errores propios precisamente de la autenticidad personal que tan poco cuadra con la política al uso.
Mientras, asistimos al espectáculo del demagogo de las anchoas, otro falso de toda falsedad, otro simpàtico que ya huele, circo en el parlamento, circo en el hormigueo con Pablo Motos tratàndole de tu, disfrazado del tema anticatalàn para venderle el voto a Pedro Sánchez.
Qué repugnante. Y luego este gracioso se asusta en el famoso episodio de que un camarero, un hombre tranquilo totalmente sereno, increpe a un presidente de España que ha traicionado a ESPAÑA al menos 3 veces, con los separatistas, con los podemitas y a los pamplonicas. y Ahora va con su seiscientos a mendigar al de las anchoas y los sobaos.