Operación cambio climático (IX). La conspiración del fin del mundo

Operación cambio climático (IX). La conspiración del fin del mundo

LAS PELÍCULAS “HOME” Y “2012” FUERON ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN PARA CREAR PSICOSIS EN LA POBLACIÓN Y PODER IMPLANTAR NORMATIVAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Unos años antes de la Conferencia de Copenhague de 2009  ya se empezó a planificar la psicosis del fin del mundo. Al Gore había sido designado consejero especial de la Corona de Inglaterra, que fue la promotora del documental “An Inconvenient Truth” (Una verdad incómoda), que se presentó en el festival de cine de Cannes en el 2006, rodeado de una propaganda inusual. El éxito del film fue tal, que un año después fue galardonado con el desprestigiado Premio Nobel de la Paz.

Con la película se hizo una desmedida propaganda previa a la conferencia de Copenhague. La propaganda estaba dirigida por Inglaterra y Estados Unidos, que pretendían hacer de esta reunión una especie de aperitivo para la Conferencia de la Tierra del 2012, donde se revisarían los acuerdos de Kioto. Lo que se pretendía en Copenhague era conseguir que los europeos quedasen achocados y muertos de miedo ante las evidencias que presentaba el documental de Al Gore, y redujeran voluntariamente las emisiones de CO2. No por el bien del planeta, sino porque así las dos grandes naciones podrían contaminar más, comprando cupos de emisiones. (A día de hoy, Estados Unidos es después de China, el país que más emisiones de efecto invernadero emite a la atmósfera). La Conferencia, de la que fueron excluidas las asociaciones ecologistas, era una reunión política, como todas, pero en esta iba a surtir un gran efecto el bombardeo mediático de corte apocalíptico.

Curiosamente, empieza a publicarse información sobre el 2012 de corte esotérico, espiritualista, extraterrestre, cosmogónico en relación a civilizaciones del pasado, y empiezan a proliferar las profecías de índole catastrofista culpando al ser humano de sus muchos errores. El fin del mundo para el 2012 es el leitmotiv de los años precedentes a la cumbre. Aparecen las profecías mayas, las de los indios hopi y las de los chamanes creados ad hoc. Los locos del mundo reciben vía “canalización” los lugares seguros para salvarse de la destrucción. A este respecto, en un pueblo de Francia tienen que tomar medidas para evitar los daños colaterales de una concentración irracional de personas. Salen a relucir incluso los 144.000 elegidos del Apocalipsis y hay quien imagina a un moderno Noé salvando de las aguas a los buenos para, pasada la catástrofe, empezar una edad de oro sobre el planeta, o a los extraterrestres evacuando a los humanos buenos en sus naves.

En esta dinámica, no es casual que el Panel sobre el Cambio Climático divulgue el film “Home”, del fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand, o que Hollywood salga dispuesto a movilizar conciencias con la película catastrofista, “2012”, en la que la Tierra se parte en mil pedazos y se hunde bajo las aguas, mientras los potentados del planeta son salvados. Un gran efecto para llegar al corazón y, sobre todo, al cerebro del gran público con el gran mensaje. La estrategia de manipulación de la alianza Reino Unido-USA estaba servida. Pero hacía falta un buen peón, que apareció en la figura de Sarkozy, que denuncia la falta de voluntad de sus homólogos y, de manera casi improvisada y saltándose todas las reglas de la ONU, propuso unos cuantos acuerdos de emergencia en forma de declaración final con algunos Estados, para salvar el planeta.

Sin embargo, los hispanohablantes, que habían sido prácticamente un cero a la izquierda, surgieron de las selvas para denunciar la maniobra. Hugo Chávez arremete contra el capitalismo salvaje y lo culpa de utilizar el cambio climático en su beneficio, a costa del Tercer Mundo. Los acusa además de pretender dar lecciones de moral y toma una de las consignas que gritaban los ecologistas ante el centro de convenciones: “No cambien el clima, cambien el sistema”.

A pesar de los mandatarios y la oposición de los grupos ecologistas que se manifestaban fuera del centro, la gran farsa había sido un éxito y el caldo de cultivo estaba preparado para las decisiones que se impondrían al resto de la comunidad internacional en la Cumbre de 2012.

El presidente boliviano, Evo Morales, manifiesta que si la emisión de gases de efecto invernadero es peligrosa, que se prohíban en lugar de discutir sobre límites, y mucho menos venderlos. Los acusa a su vez de saltarse los protocolos de la ONU y se pone al frente de la lucha alternativa por el clima, invitando a la sociedad civil a unirse frente a los gobiernos occidentales que no tienen en cuenta la idiosincrasia de los pueblos, y convoca a una Conferencia Mundial de los pueblos sobre el Cambio Climático y los derechos de la Madre Tierra.

El evento tiene lugar cuatro meses después en Cochabamba, con una participación de 48 delegaciones gubernamentales y más de 30.000 personas. Pero, en esta ocasión, iban a ser los grupos ecologistas quienes tomaran las decisiones y no las transnacionales a través de sus lobbies. La conferencia consiguió dividir a los ecologistas, digamos oficialistas, y a los defensores de la Tierra. Como bien señala Thierry Meysan “… en las cumbres internacionales nadie trata de evaluar el costo energético de las guerras desatadas contra Afganistán e Irak, costo energético que incluye el puente aéreo que transporta diariamente toda la logística proveniente de Estados Unidos hacia el campo de batalla, incluyendo la alimentación de los soldados. Nadie se preocupa por medir la superficie habitada contaminada por las municiones de uranio enriquecido, de los Balcanes a Somalia y pasando por el Gran Medio Oriente. Nadie menciona las áreas agrícolas destruidas por las fumigaciones en el marco de la guerra contra la droga, en América Latina o en Asia central; ni las áreas esterilizadas por el uso del agente naranja, desde la jungla vietnamita hasta los palmares iraquíes. Hasta la celebración de la conferencia de Cochabamba, la conciencia colectiva olvidó las evidencias existentes de que los principales ataques contra el medio ambiente no son consecuencia de comportamientos individuales ni de la industria civil, sino de guerras desatadas para que las transnacionales puedan explotar los recursos naturales, y de la explotación sin escrúpulos de esos mismos recursos por parte de las transnacionales que alimentan los ejércitos imperiales”. En fin, una gran estafa perpetrada por los fumigadores a costa de los fumigados.

La Cumbre de 2012 en Río fue más de lo mismo, con ausencias importantes, como Barack Obama, Angela Merkel y David Cameron y la controversial participación de Irán con sus gravísimos problemas ambientales, las reiteradas violaciones de los derechos humanos y su programa nuclear, temas que se niega a abordar[1]. Un fracaso, según los críticos, pero un motivo para seguir gastando ingentes cantidades de dinero en “ocurrencias sostenibles”. (Continuaremos hablando sobre la Operación cambio climático).

NOTAS:

[1] Irán es un auténtico peligro. La planta de energía nuclear de Bushehr está situada en una zona de riesgo sísmico, en la intersección de las tres placas, árabe, africana y euroasiática. Según los expertos, un terremoto causaría daños comparables a los de Chernóbil.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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