La muerte debe ser como un arco triunfal
por el que un día pasa el cansado guerrero,
tras haber peleado tanto combate fiero
en un mundo esclavo del príncipe infernal.
La muerte no es medrosa, ni un acto funeral;
la muerte es la llegada a un reino placentero,
en donde un ser humano bondadoso y sincero
penetra en otro mundo de dicha colosal.
La muerte es una puerta de un palacio encantado
donde están tus amigos y personas amadas,
después de que hayan sido por Dios purificadas
de lo que este feo mundo las hubiese manchado.
Despierta ya del sueño, no sigas tan dormido
para que ese gran día no te pille distraído.