Señor Sánchez. Muchas veces la moderación es el rostro tras el que se esconde la cobardía. Y yo creo que a lo que usted llama moderación en la actuación de su gobierno en Cataluña, es solo cobardía. Cobardía a perder los apoyos de ERC y PNV en caso de que usted necesite sus votos para su investidura.
Señor Sánchez, entre la cobardía y la moderación hay tan solo un delgado hilo de separación. Ese delgado hilo es el que va a inclinar hacia un lado u otro el voto de los ciudadanos. Usted lo sabe y, en la creencia de que todos los ciudadanos somos moderados, usted apuesta por la moderación en un ejercicio de hipocresía de manual porque usted es de todo menos moderado. Y no crea, señor Sánchez, que todos los ciudadanos somos moderados tal y como usted concibe la moderación, muchos ciudadanos somos moderados, pero no cobardes. Puede que ese mantra de moderación no sea igualmente visto por los ciudadanos que por usted y sus conmilitones cuya falsa moderación no es más que cobardía, cobardía a perder los apoyos de los independentistas. A usted, situado en esa falsa moderación en la que ni usted mismo cree, le importa un ápice Cataluña, los catalanes y los españoles. Si lo que usted creyera que le iba a dar votos para ganar las elecciones sería la violencia, usted actuaría con violencia. No me cabe la menor duda porque sus mantras y su actuación en Cataluña apestan a electoralismo. Usted no se cansa de hablar de moderación y proporcionalidad, usted quiere colar esos mantras en las mentes de los ciudadanos para, en la línea del buenismo fétido, de la tolerancia pervertida, de lo políticamente correcto; es decir, de las señas de identidad de esa dictadura progre que quiere eliminar todo lo que se salga de su guion, adormecer al personal, anestesiarlo y así evitar cualquier reacción estimulante contra la parálisis social; esa parálisis que a usted le interesa porque, de esa forma usted cree firmemente que podrá gobernar a partir del 10N. Esperemos que los ciudadanos sepan distinguir entre moderación y cobardía, esperemos que los ciudadanos reflexionen y reflexionen bien a la hora de introducir su voto en la urna. España y los españoles llevamos muchos años con gobiernos a los que tan solo les importa mantenerse en el poder al precio que sea. Esperemos que el 10N los españoles abran una ventana por donde entre el aire fresco de un gobierno al frente del cual esté un estadista y no un político ambicioso sin escrúpulos.