Hablemos de memoria histórica si así lo han querido, pero hablemos de la memoria de los dos bandos, no con el maniqueísmo de republicanos “buenos” y franquistas “malos”
Noviembre de 1936. El consejero soviético Mijail Koltsov dio la orden: “Tenemos que eliminar a todos los presos políticos porque si los nacionales toman Madrid, en las cárceles iban a encontrar militares, abogados, médicos, escritores y funcionarios que de inmediato formarían la élite de la España de Franco”
La masacre se inició en la madrugada del 6 de noviembre de 1936. Desde ese momento miles de presos políticos de derechas fueron sacados de las cárceles, amontonados en camiones y llevados a la muerte. Desde el inicio y hasta el 4 de diciembre los nacionales eran llevados en camiones a las afueras del pueblo madrileño de Paracuellos del Jarama donde eran fusilados sin distinción de sexo ni de edad. Se calcula que entre el 6 de noviembre y el 4 de diciembre más de 2.500 personas fueron asesinadas en los descampados aledaños al pueblo. Los piquetes encargados de las ejecuciones, compuestos por las milicias del Partido Socialista, el Partido Comunista y la UGT, antes de fusilarlos, los vejaban y humillaban. Aquel campo tomó color rojo de la sangre derramada, y es un capítulo más de la locura que invadió a España en aquellos años, un capítulo que quiere ser arrancado de las páginas de esa memoria histórica diseñada por el PSOE y en la cual, maniqueamente, se recogen las barbaridades que realizó la derecha, escondiendo las barbaridades que realizó la izquierda para hacer creer a los ciudadanos que aquel Frente Popular estaba formado por ONG dedicadas al socorro de los desamparados.
En pocos días se cumplirán 83 años de aquella suerte de asesinatos en masa que la memoria histórica pervertida y fraudulenta que inició el inefable Zapatero y está siguiendo el nefasto Sánchez profanador de tumbas, aireador de cadáveres y revividor de Franco cuando ya estaba más que olvidado, quiere que los ciudadanos nos creamos a pies juntillas. Pero, como dice Cervantes, “La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.” Creo que, tras 83 años y a punto entrar en la fecha de aquella atrocidad de la matanza de Paracuellos, en estos momentos de asalto de tumbas y soflamas contra el cadáver del dictador muerto y más que muerto; se debe recordar que la memoria histórica no puede ir en una sola dirección, no puede dividir entre buenos y malos, no puede santificar los asesinatos del Frente Popular y demonizar los de los nacionales. Si los señores izquierdosos quieren memoria histórica, que la haya, pero basada en la verdad y no en la perversión y tergiversación de los hechos. Y si, Rita Maestre y sus compañeras despechugadas asaltaron la capilla de la universidad al grito de “Arderéis como en el 36”.
