Chorrea mucha sangre la ikurriña,
muchos abusos y muchos ultrajes,
pues es fruto de mentes muy salvajes
donde prima la fuerza y la rapiña.
No simboliza patria, solo riña,
asesinatos, bombas y chantajes
defendidos por unos personajes
con una sensibilidad lampiña.
¡Y esta horrenda y terrible villanía
muchos vascos la ven con simpatía!
La ikurriña, tras tanto asesinato,
se ha convertido en una cosa fea,
y en vez de un patriotismo noble y grato,
nos recuerda la sangre que chorrea.