¿QUÉ PIENSA HACER SÁNCHEZ CON LA MEDIA ESPAÑA QUE DISIENTE DE SU MEMORIA HISTÓRICA, PENSADA PARA BORRAR EL PASADO ASESINO Y TRAIDOR DE LA IZQUIERDA?

El sectarismo de la izquierda nos está haciendo más fuertes

El sectarismo de la izquierda nos está haciendo más fuertes

El sectarismo de la izquierda nos ha sacado de nuestra zona de confort, pero nos ha hecho más fuertes. Las leyes de memoria histórica e ideología de género con los diferentes flecos que contaminan cada una de nuestras actividades cotidianas están siendo nefastas para nuestro convivir presente, y peor aún si no lo remediamos, para nuestros descendentes en un futuro muy próximo. Las manzanas envenenadas de guerracivilismo, odio y revancha que Zapatero trajo en su cesta monclovita están dando sus frutos con creces, mientras él se pasea entre narcotraficantes llevando en sus aviones presidenciales el caos y la pobreza a nuestros hermanos hispanohablantes y católicopracticantes. La “memoria histórica” que padecemos aquí la está exportando este cretino bobo solemne a las naciones de Iberoamérica, donde también se les está prohibiendo hablar a favor de la Madre Patria.

En España empieza a vislumbrarse un rayo de esperanza o, al menos, yo así lo veo. Muchos ya se atreven a decir lo que callaban públicamente por miedo a ser tildados de fachas, de franquistas, de homófobos o de cualquier cosa que se les ocurriese a los expedidores de carnés de demócrata y a los sastres de sambenitos. Hay que reconocer que VOX ha tenido mucho que ver en este cambio de paradigma, en el que lo políticamente incorrecto se está poniendo de moda. Por eso “los Abascales” representan a tanta gente que no tiene dónde guarecerse de la lluvia ácida que llega desde todos los frentes, con los variadísimos eufemismos de la ingeniería verbal/social. Por eso son considerados poco menos que héroes.

Estábamos muy amordazados. Habíamos integrado las consignas de la nueva doctrina laicista sin rechistar, casi sin darnos cuenta, porque nos las habían ido inoculado en pequeñas dosis de liberación sostenida, disfrazadas, además, de grandes avances del estado del bienestar. Para estar al día había que resetearse y renegar de nuestro pasado y presente cristiano, de nuestro padre falangista y hacernos ateos, derribacruces, bisexuales y seguidores de Foucault. Hasta que un día, la dosis de ideología dejó de ser tan silenciosa y nos hizo reaccionar y preguntarnos por qué nos estaban envenenado, quiénes y para qué. ¿Por qué los que dirigen el mundo –más allá de los Zapateros, los Iglesias y los Sánchez, ellos son solo marionetas— quieren un ser humano distinto, sin sus características naturales, sin su congénito instinto de mirar hacia lo alto? ¿Por qué fomentan el odio, la lucha y el caos? ¿Por qué ese deseo de animalizarnos, de querer borrar de nosotros toda huella divina? ¿Por qué estimular nuestras fases embrionarias más primitivas si lo que nos toca en esta era de conocimiento cuántico es desarrollar nuestra parte de Divinidad dormida? No voy a profundizar en las respuestas, debidamente analizadas y sopesadas, porque lo hice en escritos anteriores.

Por si no nos habíamos enterado, Sánchez anunció en el debate televisivo que reformaría el Código Penal para que hacer apología del franquismo sea delito, es decir, adiós libertad de expresión y libertad de cátedra. ¿Cuántos años de cárcel por escribir un artículo? ¿Cuántos por un libro? ¿Qué piensa hacer con la media España que disiente de su memoria histórica, pensada para borrar el pasado asesino y traidor de la izquierda, tan traidor y asesino como en el resto del mundo? ¿Qué hubiera sido de nosotros si Franco no hubiera ganado la guerra? Reivindico una memoria histórica veraz, donde se pueda decir que las “Trece rosas”, lejos de ser unas hermanitas de la caridad, eran unas torturadoras y asesinas a destajo en las checas de Madrid.

Si llegara a la Moncloa –esperemos que no— pensará meternos en la cárcel, como está haciendo su amigo Maduro en Venezuela. Creo que no  hay prisiones para tanto disidente, a no ser que esté ideando, máxime con la crisis que se avecina, poner en marcha un New Deal rouseveltiano a la española para construir penales donde meter a los que no comulgamos con sus ruedas de molino –que cada vez somos más— y encima le espetamos en la cara las verdades. A la pareja galapagueña le iría como anillo al dedo el encargo de esta limpieza ideológica de franquistas. Espero no estar dando ideas.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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