CADA VEZ QUE PEDRO SÁNCHEZ ABRE LA BOCA DEJA AL DESCUBIERTO SUS NULAS CUALIDADES Y SUS MÚLIPLES CARENCIAS

Sánchez no llega ni al aprobado raspado en nada de lo que hace

Sánchez no llega ni al aprobado raspado en nada de lo que hace

El sindicato de la Policía, JUPOL, no se resistió a que el gobierno prohibiese votar a los agentes desplazados a Cataluña para controlar la kale borroka que se ha adueñado de las calles, y pidió medidas cautelares. Como respuesta, el Tribunal Supremo acaba de ordenar a la Junta Electoral Central que ponga las medidas oportunas para que los agentes puedan ejercer su derecho al voto. Menos mal que de vez en cuando se ve algún signo de cordura, lo cual nos devuelve cierta seguridad, aunque la desconfianza ya es nuestra fiel compañera, todo hay que decirlo.

Esperamos el domingo con la espalda abierta, incluso el sábado. No sabemos qué puede ocurrir mañana. Al gobierno en funciones siguen sin salirle las cuentas, se siente herido de muerte y está dispuesto a todo. Nos consta que maquinan algo, pero no sabemos qué. El operativo de vigilancia voluntaria de Elecciones Transparentes, desplegado en toda España, está dispuesto a no dejar pasar una y de hacer uso de las fuerzas del orden –para eso están—y de las notarías que, según la ley, deben permanecer abiertas por si fueran necesarios sus servicios. Pero no deja de ser un David contra Goliat.

Sánchez no llega ni al aprobado raspado en nada de lo que hace, ni siquiera de visita. Su popularidad entre las multitudes quedó vista hace un par de días en su programado paseo por Valladolid. Aunque era un barrio de votantes socialistas y el alcalde se había ocupado de que lo limpiaran y almidonaran para que el aspirante a presidente se diese un buen baño de masas, no salió bien la cosa y tuvo que suspender la matiné y ponerse a salvo para que sus oídos no se irritaran al grito de “sinvergüenza”. No soy partidaria de los escraches, aunque sean a Sánchez, pero reconozco que me tienta hacer una excepción.

Se sigue hablando de las palabras de míster cum fraude sobre los fiscales. Es cierto que socialistas y populares llevan años repartiéndose la tarta de la Justicia, desde que el ejecutivo de Felipe González mató a Montesquieu y los que vinieron después no hicieron nada por resucitarlo y acabar con este tipo de corrupción tan repugnante. Pero también es cierto que aún se pueden encontrar diferencias entre unos y otros, y es muy visible que desde que esta última hornada de socialistas amorales y carroñeros llegó a la Moncloa, con Sánchez a la cabeza y Redondo no sé dónde, la Corrupción con mayúscula se ha instalado en todas las instituciones y no hay quien se atreva a piar. Como decía, es cierto que los gobiernos manejan a los tribunales a su antojo, pero incluso para eso hay que tener un poco de estilo y guardar las formas. Los asesores de Sánchez, incapaces de encontrar una disculpa convincente, atribuyeron sus palabras al cansancio. Leo por ahí que no fue una metedura de pata, sino algo diseñado para confundir a la justicia belga con el fin de que no extradite a Puigdemont. Yo no creo que hilen tan fino. Más bien, esto me recuerda a las interpretaciones que los críticos hacían sobre los símbolos “descontextualizados” de las películas de Buñuel. Creo que es en Un perro andaluz donde sale una mano extraña, un inodoro y unas hojas secas. Pues bien, los críticos se cansaron de escribir sobre lo que había querido decir el director aragonés, hasta que un día, en una entrevista, contestó que no significaba nada, que eran simples imágenes sobre un sueño que le había contado Dalí. Lo que le ocurre a Sánchez es que está tan crecido y ha llegado a tal grado de soberbia que ya se considera por encima del bien y el mal y, en su engolamiento, cree que todo lo que dice es aplaudible. Creo que padece un trastorno cognitivo bastante severo. Su perfil es el de un auténtico psicópata, un peligro social. Lo digo muy en serio.

Se entiende ahora que no se haya dejado ver durante meses, ni se prestase a comparecer ante los medios y mucho menos responder a preguntas, porque cada vez que abre la boca deja al descubierto su falta de cualidades y su exceso de defectos. Es sorprendente que, según los vaticinios, vaya a ser la lista más votada, lo cual quiere decir que el pueblo permanece completamente ajeno a la realidad.

Hace unos días, en un centro comercial de Valladolid se produjo cierto revuelo porque una espontánea se puso a tocar el Cara al Sol en un piano. Fue duramente increpada y abucheada aunque también se dejó oír algún “viva España”. Que esto sea noticia es prueba del sectarismo que padecemos. Si hubiera tocado La internacional no hubiera ocurrido nada. Llama la atención el diferente rasero de medir. Si alguien acude a una manifestación con una bandera con el águila de san Juan, todos los medios progres se escandalizan, pero, en cambio, ven con muy buenos ojos que haya decenas de tricolores republicanas. Hay que decir que este símbolo de la bandera no es cosa de Franco, sino de los Reyes Católicos. Cuando se unen Castilla y Aragón se incorpora el águila que tenía el escudo de Isabel I de Castilla que fue coronada reina el día de san Juan. Lo que ocurre es que a los progres tampoco les gustan los Reyes Católicos. A mí me encanta la letra del Cara al sol. Aprendí a cantarlo de niña, igual que Prietas las filas y otras canciones de los soldados del tercio de Regulares –en casa éramos así de raros— y a veces canto estas canciones, sobre todo cuando hago tareas domésticas o coloco libros. Hay que salir de esta larga noche. ¡A ver si empieza a amanecer de una vez!

 

 

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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