Comienzo este artículo como terminé el último.
“Lo único cierto es que mientras un bloque constitucionalista no saque a otro treinta o más diputados para enjugar ese número de representantes que seguirán ostentando los independentistas/nacionalistas, no se podrá formar un gobierno estable, o al menos, no chantajeado”.
Y en esas estamos.
La distancia entre los bloques constitucionalistas (para entendernos) de izquierda y derecha se ha estrechado, pasando de una diferencia entre ellos de 16 escaños a solamente 5 a favor del bloque de izquierda.
Los nacionalistas/independentistas catalanes y vascos incrementan su representación en dos escaños pasando de 32 a 34 diputados.
Los partidos regionalistas varios pasan en su representación de 4 a 5 escaños.
Como se puede comprobar, una mayor fragmentación del tablero político va a hacer mucho más difícil la constitución de un gobierno estable que es lo que se pretende. A priori, de cualquier combinación de votos a favor o en contra de una investidura, contando con aquellos partidos con representación de uno a cinco o seis diputados, es casi imposible determinar el signo de dicha investidura. Lo mollar, lo determinante, está en los 13 diputados de Ezquerra Republicana de Cataluña. Vuelven a ser decisivos para la viabilidad de una investidura a presidente de gobierno.
Aun poniéndole a los partidos canarios en bandeja todas sus peticiones, al partido cántabro de Revilla su tren, a Teruel sus exigencias de inversión para dejar de formar parte de la España despoblada o a los gallegos del BNG vaya usted a saber que demandas, todos estos votos a favor añadidos a los asegurados (incluyendo al … PNV), sin fallar ninguno, sólo llegan a sumar 169 escaños. El resto, PP, Vox, Ciudadanos, Navarra Suma, y entiendo que por inasumibles sus pretensiones, los votos no de JxCat, Bildu y la Cup suman 168 escaños.
Corolario, sólo una abstención de Ezquerra puede hacer a Pedro Sánchez presidente y según estos cálculos lo sería por un sólo voto a favor.
Pero no se trata aquí de acertar una quiniela de cara a una posible investidura. La primera palabra del título de este artículo es “gobierno”, y a eso voy.
Pronósticos para una posible investidura que propicie un gobierno, como la aquí planteada, habrán visto, leído y oído multitud, y los seguirán viendo, leyendo y oyendo. Ahora bien, para lo que tenemos que estar preparados es para ver qué acción de gobierno se podrá ejercer con las hipotecas que necesariamente se concedan para llegar a cualquier combinación que arroje una posible investidura a presidente de gobierno.
El “Ya veremos” del gobierno viene a cuento de si la investidura fructificará o no. El “Y si vemos…” dando ésta por superada y el “lo que vemos” por todo aquello que aún es difícil de imaginar en cuanto a concesiones inviables que se realicen de tipo económico en medio de una ralentización de la economía o de carácter territorial con los secesionistas vascos y catalanes prontos a saltar sobre la integridad territorial de nuestro país.
Prepárense para frotarse los ojos.