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Pedro Sánchez prepara un indulto encubierto y los golpistas aplauden el plan del PSOE de suavizar el delito de sedición

Pedro Sánchez prepara un indulto encubierto y los golpistas aplauden el plan del PSOE de suavizar el delito de sedición
Junqueras y los golpistas catalanes, tras las rejas de la cárcel.. PD

Es de vergüenza ajena, pero el ambicioso Pedro Sánchez no se corta un pelo y hará lo que sea para seguir durmiendo en La Moncloa.

Sin ruido, de tapadillo y con alevosía prepara el líder del PSOE un indulto encubierto de Junqueras y los líderes del procés, colado de rondón en una reforma-ómnibus del Código Penal.

Un fraude de ley en toda regla, que saldría adelante en el Congreso de los Diputados con sólo 176 votos y que van a apoyar encantados los proetarras y los diputados del los partidos catalanes cuyos líderes están en la cárcel por golpistas.

La trampa permitirá a Oriol Junqueras y el resto de golpistas ver sustancialmente reducidas las penas que les impuso el Supremo y, de ese modo, salir pronto de la cárcel.

Lo sugirió  Sánchez el 20 de enero de 2020 y lo ha confirmado la ministra portavoz, María Jesús Montero.

Por si alguien tenía alguna duda,  quien manda en España es el delincuente Junqueras. Dicho de otro modo: el Gobierno cambiará el sistema punitivo español sólo para cumplir con las exigencias de los separatistas catalanes que permitieron su investidura.

Estamos ante la mayor traición cometida jamás por un jefe del Ejecutivo al marco constitucional, pues no tiene precedentes en ningún país democrático que un Ejecutivo una sus fuerzas con quienes subvirtieron el ordenamiento jurídico para favorecer a un puñado de golpistas.

Sánchez ya ni siquiera disimula. Su plan de ruptura con la España del 78 avanza a toda velocidad.

Todo estaba pactado: el socialismo se ha revuelto contra el orden constitucional y se ha erigido en cómplice y colaborador necesario del independentismo. Pretende derribar todos los muros de contención del Estado de Derecho. En eso consiste la «desjudicialización»: en aniquilar las instituciones y asaltar el poder por la vía de un siniestro plan de retroalimentación de intereses con los enemigos declarados de España.

De resultar aprobado por mayoría absoluta en el Congreso el texto definitivo de reforma de Código Penal pactado con los golpistas, a Oriol Junqueras y el resto de sediciosos se les aplicará retroactivamente las nuevas penas, que serán evidentemente menores para que se beneficien de la reducción del tiempo que deben pasar en prisión.

Conclusión: el separatismo catalán dio un golpe de Estado, el Supremo les condenó por sedición y el Gobierno de Pedro Sánchez promoverá otro golpe de Estado para que salgan de prisión.

El Gobierno de Sánchez e Iglesias incurre así en una severa irresponsabilidad porque abre la puerta a una burla contra el Estado de Derecho, de tal modo que la «revisión» de esos delitos se convierte en una mascarada, o en el salvoconducto para un indulto encubierto por la vía de los hechos consumados. Es sencillamente una cláusula secreta del acuerdo alcanzado con ERC a cambio de la investidura.

Los españoles van conociendo así lo que escondían las palabras de Sánchez en su discurso de investidura cuando sostuvo que «la ley, por sí sola, no es suficiente», o cuando propuso poner fin a la «deriva judicial» del «conflicto político».

Si Sánchez promueve una reforma del Código Penal, el Estado estará cediendo de modo humillante ante el golpismo secesionista y garantizando una impunidad que los delincuentes no merecen porque no se han arrepentido de su golpe a la soberanía nacional.

Muy al contrario, se jactan de que lo volverán a intentar. Con razón se vanagloriaba Junqueras en su última entrevista de haber sacudido nuestra democracia.

Ya no queda nada de aquel compromiso electoral que hizo Sánchez ante millones de telespectadores durante el debate electoral.

No solo no va a penalizarse la convocatoria de referendos ilegales, sino que por el contrario se va a impulsar una auténtica estafa procesal reduciendo el delito de sedición a la nada.

Además, Sánchez sigue sin aclarar cómo pretende autorizar una consulta o un referéndum en Cataluña, lo que cobra más gravedad después de escuchar ayer a Pere Aragonès decir que la cita de Sánchez con Torra en febrero será «para debatir la independencia».

Sánchez está claudicando del modo más sumiso posible, y ni siquiera es descartable que pretenda invitar al prófugo Carles Puigdemont a la «mesa de negociación» con el independentismo.

Este mismo 21 de enero de 2020, Puigdemont se autoinvitó y nadie del Gobierno le replicó porque Sánchez ha pisoteado otro de sus compromisos en aquel debate: el de traerle detenido para ser juzgado.

Cuando quiera hacerlo, ya no solo no serán delito sus conductas, sino que el Estado tendrá que indemnizarle. Con Sánchez todo es posible.

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