Manuel del Rosal: «Una propuesta a las constructoras e inmobiliarias: Pisos sin cocina»

Manuel del Rosal: "Una propuesta a las constructoras e inmobiliarias: Pisos sin cocina"

Cuando no existe ni una sola cadena de televisión que no nos castigue todos los días con programas de cocina. Cuando se editan libros de cocina como nunca jamás, y se compran. Cuando los adelantos técnicos y tecnológicos hacen más fácil el cocinar, aquí en España no cocina nadie y las cocinas permanecen impolutas desde el mismo día en que se compró el piso.

Carrefour ha dado un paso más en esto de convencer a los ciudadanos de que cocinar en casa es más antiguo que el hilo negro. En San Sebastián de los Reyes (Madrid) ha inaugurado, en un espacio de 800 m2, la mayor superficie de platos preparados. A lo ya sabido de poderte llevar la comida ya preparada a casa o degustarla allí mismo, ha añadido la novedad de cocinarte en sus fogones los alimentos frescos que hayas escogido. Por ejemplo, te apañas dos huevos y un buen chorizo, los llevas a la cocina del establecimiento, les pides que te los frían, los pagas junto al pan y la cerveza y ¡et voilá!

En el bloque de pisos donde vivo han tenido que cambiar tres veces de telefonillo en el transcurso de 9 meses debido a la cantidad de veces al día que los repartidores ¿de comida? pulsan las teclas. Lo de los fines de semana entre la tarde noche del viernes y la del domingo es de esperpento, de locura. Hoy nadie cocina y si alguien quiere comer un buen potaje de legumbres, o se va a casa de la abuela, o se lo encarga a un restaurante para que Glovo te lo acerque a casa. Eso de “Toma mi bien tu cocidito madrileño que dentro va mi corazón” que cantaba el castizo Pepe Blanco, ha dado paso – el día que en casa no se come de encargo – a que la mujer le diga al marido: “saca del congelador una lasaña congelada y métela en el microondas, no esperarás que me ponga a cocinar a estas horas”.

La propuesta que hago a las constructoras e inmobiliarias es que construyan los pisos sin cocina y el espacio de esta lo empleen las familias en sala de juegos para los niños, despachito, salita de estar, dormitorio de invitados o en otro cuarto de baño para que en las mañanas frías del invierno no haya esperas en el pasillo. Puedo asegurar que sería un éxito de ventas, ya que los compradores se ahorrarían unos miles de euros en amueblar la cocina que luego para nada va a servir, salvo para ser mostrada a los amigos y vecinos como algunos salones.

Yo tengo una teoría que puede ser tan buena o tan mala como cualquier otra teoría: “Muchos de los divorcios y de las separaciones que se producen en España son debidos a que los hombres y mujeres han olvidado aquella máxima de nuestros abuelos y bisabuelos: “El amor entra por el estómago” Y me pueden decir si ese amor que envuelve el rito de cocinar para el amado o la amada y sentarse juntos a saborearlo, se puede dar en una pizza seca que te han acercado a casa y que se toman sentados en el sofá frente al televisor que está poniendo “Sálvame” o una de esas series insoportables e interminables. NO, de ninguna manera.

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