Las primeras presiones de La Moncloa y Exteriores se realizaron pocas horas después del encuntro en Barajas entre la narcochavista Delcy y Ábalos

Sánchez al servicio de Maduro: intentó que Macron y Merkel no recibieran a Guaidó

Sánchez al servicio de Maduro: intentó que Macron y Merkel no recibieran a Guaidó
Nicolás Maduro y Pedro Sánchez. PD

De vergüenza ajena lo de Pedro Sánchez. Inmoral y chapucero.

El presidente del Gobierno está llevando muy lejos su mal hábito de mentir.

Lo hizo con su tesis doctoral, lo hace frecuentemente con los ciudadanos, a los que se atreve a decirles públicamente una cosa un día y hacer la contraria una semana después, y persiste en su embustera actitud cuando lanza sucesivas versiones falsas de unos hechos, como ha ocurrido en el caso de la escala en España de la «número dos» de la dictadura chavista.

Ahora, la información que el periodista Alexis Rodríguez publica este 21 de febrero de 2020 en ABC demuestra que Sánchez tampoco duda a la hora de intentar engañar a otros gobiernos aliados, a los que primero alentó a que reconociesen a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela para después pedirles que rebajasen esa consideración invitándoles a seguir una inexistente «vía española», que en caso de que exista consistiría en trabajar ahora en favor del chavismo.

También ha mentido a los españoles al negarse a reconocer que ha cambiado su política respecto a Venezuela y a los propios venezolanos, que en algún momento pudieron creer que el Gobierno de España estaba dispuesto a ayudarles, cuando en realidad lo que hace es respaldar a la tiranía que les está matando de hambre.

Puede parecer que, por ahora, esta actitud no tiene consecuencias electorales en España porque el presidente aún confía en su equipo de propaganda.

Pero es nefasta para su reputación exterior, crédito personal que es mucho más difícil de recuperar. Nadie confía en un socio cuyo criterio en un asunto como este no es fiable o es sospechoso de depender de intereses tan inconfesables como los que traslucen el impresentable trajín de un ministro, de madrugada, por Barajas.

El daño que está causando a la política exterior española esta actitud es grave y justifica que se le exija una explicación pública del caso Ábalos.

Cuanto más tarde, menos ciudadanos le creerán.

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