Un Estado que se dice único tiene 17 legislaciones.
Una Nación que se dice indisoluble está llena de rebeldes y facciosos queriendo acabar con ella por intereses económicos espurios.
Un pueblo que se siente rodeado no hace nada por liberarse del yugo artificial «socio-comuni-separatista», dañoso, absurdo y ridículo.
Un pueblo que se llama español reniega en qué se yo cuantos sitios de su nombre y de su lengua o permite que sectas minoritarias lo hagan por alcanzar el poder.
Unos ciudadanos libres e iguales ante la ley son tratados de forma diferente al atravesar «fronteras legislativas» que les hacen diferentes en vida y aún despues de muertos.
Un pueblo que habla la lengua de medio mundo se emperra en construir muros de cartón piedra y una Torre de Babel y tolera que le adoctrinen desde la televisión.
Un pueblo unido y solidario es dividido por quienes emplean el divide y vencerás para alcanzar el poder.
Una sociedad parada, desanimada, muerta, tiene a estos pêtimetres tratando de encolar su trasero a los sillones del poder con la milonga
de problemas puntuales por, si, sobre, trans.
El Estado constitucionalmente unitario, solidario y perfectible ha pasado a ser el Estado de las anomalías y ahora está siendo destruido desde dentro.
Y el pueblo no hace Nada!