«Coronavirus y Estado de alarma: ¿Está dispuesto el PNV a transitar por el mismo camino independentista que ha fracasado en Cataluña?»

"Coronavirus y Estado de alarma: ¿Está dispuesto el PNV a transitar por el mismo camino independentista que ha fracasado en Cataluña?"

Desde hace meses muchos cavilan sobre si el PNV estará dispuesto a llevar al País Vasco al mismo callejón sin salida que los independentistas catalanes han llevado a Cataluña, con Artur Mas i Gavarró a la cabeza por preferir inventarse el “España nos roba” que pedir sacrificios económicos a los ciudadanos de Cataluña ante la crisis económica 2008-2014.

EH-Bildu está encantado en rememorar gestas de sus hermanos etarras y de hecho lo intenta, pero el taimado PNV no está por la labor. Partido pactista por excelencia desde que lo fundara en 1895 Sabino Arana Goiri y renegará de él en 1902, ordenando infructuosamente a su hermano Luis que lo suprimiera y fundando acto seguido la Liga de Vascos Españolistas porque “los vascos sólo podrían encontrar la felicidad dentro de España”, el PNV sigue siendo fiel a los importantes intereses económicos y personales que están en juego y que son los que impidieron cumplir el deseo de su fundador. Ya no es la explotación de los minerales de hierro de Vizcaya y su exportación a Inglaterra, sino otros que se llaman BBVA, REPSOL/Petronor, Iberdrola, Eroski, CAF, Fagor, Sener, Idom, Papelera Española, Mercedes (25% del PIB de Álava), Michelín, Gamesa,…
Una parte no despreciable aún del actual PNV, principalmente la guipuzcoana y de caserío, sigue pensando -como Arana hasta que recuperó la cordura- que ni la historia, ni las costumbres, ni el pensamiento, el arte o la religión española merecen su aprobación, ya que todo sigue siendo “reflejo de una profunda inferioridad espiritual que ha pervertido el noble espíritu vasco”. La máxima Jaun-Goskua eta Lagi-Zara (JEL), “Dios y ley vieja”, sigue expresando en esa minoría irredenta su deseo de crear una nación basada en el odio a todo aquél que no sea vasco de muchos apellidos, que no hable euskera, que no sea católico y que se interponga en la creación de un Estado propio. De ahí que en los distintos borradores del que quieren que sea nuevo Estatuto, y por presiones de EH-Bildu, de esa parte de aldea del PNV que encabeza Joseba Egibar Artola, y con la irresponsable participación del PSOE-PSE-EE, se diferencie el “pueblo vasco” (más apellidos vascuences que vagones de un tren de mercancías) de la “ciudadanía vasca” (el que sin formar parte del pueblo elegido tiene residencia en el territorio). Este sistema político-racial-religioso post-aranista que los más radicales quieren imponer seguiría siendo un remedo del antaño nazismo y fanatismo religioso.

Si el PNV se echase definitivamente en manos de EH-Bildu y le hiciese seguidismo en eso de aplicar unilateralmente el inexistente derecho a decidir, saltándose la ley y la Constitución, y organizando el pandemónium de los catalanes, las mayores empresas vascas harían lo que hicieron las catalanas: sus maletas y establecer el domicilio fiscal en otra parte de España, principalmente en Madrid. Y a diferencia de Cataluña, que sigue recibiendo del Estado las transferencias económicas establecidas en su Estatuto para el normal funcionamiento de la Comunidad, el Concierto Vasco se quedaría sin sus mayores contribuyentes (cerca de un 80%) a las arcas de las diputaciones de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, dejándolas en las raspas y sin posibilidad legal de recibir transferencias del Estado porque el Concierto lo impide por su propia naturaleza. Resultado: un País Vasco empobrecido, sin recursos para educación, sanidad, resto de servicios básicos e infraestructuras, y un cabreo monumental de la población ante tanta estulticia de sus políticos “patriotas”. O fin del Concierto, arcaico artefacto pre político, y vuelta al hogar común. Una de las dos, pero no las dos.

Por eso el PNV va con píes de plomo en su fantasioso viaje –al que no renunciará jamás- hacia un Estado propio. Pero sus pragmáticos responsables actuales, se llamen Iñigo Urkullo Renteria, Andoni Ortuzar Arruabarrena, Josu Erkoreka Gervasio o Aitor Esteban Bravo, prefieren seguir como hasta ahora: mandar absolutamente en el País Vasco e influir poderosamente en el Estado. Pero para eso tienen que meter al zorro en el gallinero de EH-Bildu, y ni éste se deja ni el otro puede/quiere. Esperar, ver y actuar, pero sin más cesiones porque lo que se les da no lo devuelven, sea la gestión de la Seguridad Social (que no existía en 1936) o la de los paradores nacionales de Fuenterrabía y de Argómaniz.

Esta es la razón y no otra de que en esta crisis de Estado que está sufriendo España por culpa del coronavirus comunista chino el Gobierno central tenga que soportar los palos en la rueda del estado de alarma que le están poniendo Urkullo y Joaquim Torra i Pla. Taimados los del primero y zafios los del segundo.

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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