José Luis Suárez Rodríguez: «Mecenas y Anatemas»

José Luis Suárez Rodríguez: "Mecenas y Anatemas"

Que la labor altruista y generosa de los prohombres que ejercen mecenazgo y la oposición que sufren por parte de los populistas radicales es un fenómeno trillado en el ámbito de la ideología, se pone de manifiesto, una vez más, en estos días negros protagonizados por el desastre de salud pública y económico que significa la pandemia del coronavirus.
El empresario español ejemplar, de renombre universal, Amancio Ortega, ha puesto sobre la mesa de la Sanidad pública cuantiosas donaciones para equipamientos sanitarios de los hospitales en lucha contra la enfermedad, cuando la gestión pública de los recursos necesarios está en entredicho.

Y a su contra, una vez más, han salido en tromba los amantes rencorosos de la “cosa pública”, que proclaman que una “democracia digna”, sostenida por la gente, no precisa de dávidas privadas de multimillonarios, que deben ser domeñados por la “justicia fiscal”.

Pero la “gente de bien”, con sentido común, admiradora de los gestos maravillosos con poderes de solución, que practican los genios solidarios de los distintos ámbitos sociales: empresarios, artistas, deportistas…, creadores de riqueza al tiempo que, de facultades de solidaridad social, bien valen honra, homenaje y ovación.

En la noche del sábado 28, a las 21 horas, después del aplauso habitual a la clase sanitaria, a los balcones y aceras de muchas ciudades y pueblos del Reino de España salieron multitudinariamente millares de representantes de la “buena gente”, agradecida a Amancio Ortega, en su 84 cumpleaños, para homenajearle con grandes aplausos por su generosa contribución con cuantiosas donaciones, que ha hecho últimamente, y por repetición de gestos anteriores, que han dotado a los hospitales públicos de equipaje sanitario y materiales técnicos que contribuyen a poner coto y remedio a los estragos del cáncer y de la pandemia.

Ciertamente, el coruñés y gentilhombre universal, empresario innovador y ejemplar, Amancio Ortega Gaona, es un auténtico Mecenas, en el ámbito privado, de la “cosa pública”, como también lo es el Rey Felipe VI, que se ha sumado personalmente a la campaña de donaciones, y que ha agradecido las contribuciones generosas de la Fundación “Amancio Ortega”, en su entrega solidaria para la adquisición de equipos sanitarios: mascarillas, guantes, gorros, gafas protectoras, y poniendo en función toda la capacidad logística de su empresa para el transporte desde China de toda clase de tecnologías sanitarias con destino a la Sanidad Pública y sus hospitales.

Frente a lo que significa el Mecenas, se opone el Anatema, con su grito de maldición contra el considerado enemigo de la ideología. En este caso, es su rechazo, su condena, supuestamente perjudicial contra la actividad benéfica del empresario mecenas.

El populismo radical siempre ve con rencor la acción benéfica de todo lo que va a favor de “lo público”, porque cree que la cosa pública, y su progreso, es ámbito y tarea exclusivamente “democrática”, teniendo como tal la acción política de los “representantes del pueblo”, que lo son sólo ellos, “elegidos por la gente”. Todo lo privado carece de bondad y merece el rechazo, la exclusión, la condena, el anatema.

En tal sentido, ya en Marzo de 2017, cuando el empresario de Inditex realizó donaciones generosas por cuantía de 320 millones de euros, con destino a equipación oncológica de los hospitales públicos españoles, surgieron protestas de los podemitas, entre ellos la de una Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, que se opuso al recibimiento del donativo solidario, pretextando que ayudas como ésa, venida “de poderosos sobrados de dinero”, no son necesarias para el interés de “lo público”, y es preferible que el Estado los bree a impuestos: “ No es necesario -decían- aceptar ni agradecer la caridad de ninguna persona o entidad millonaria, porque nosotros aspiramos a una adecuada financiación de lo público mediante una fiscalidad progresiva de los que más tienen”.

Son alegaciones que provienen casi siempre de los más potentados de “Podemos”, los que ostentan casoplones y consiguen los más cuantiosos sueldos y prebendas públicos, “in crescendo” cada año, entre ellos los dirigentes que más escándalos de maltrato a su personal han protagonizado, como son los casos de Echenique, que contrató a un asistente personal “en negro y sin pagarle la seguridad social”, o Irene Montero, denunciada por su ex escolta, a la que obligaba a realizar menesteres fuera de contrato, como de chófer, recadera o labores mecánicas.

Y el Vice-Presidente, Pablo Iglesias, que arengaba en un mitin: “Una democracia digna hace que los millonarios paguen impuestos progresivos y traten con dignidad a sus trabajadores”, mira para otro lado cuando le recuerdan los antedichos escándalos, o el pago irregular de su villa de Galapagar, o el despido improcedente de sus abogados, que le acusaban de malversación.

Estamos viviendo momentos políticos en los que la liberalidad de la iniciativa privada avanza con creces frente al “progresismo populista”, que malgasta el Presupuesto y gestiona mal la “res publica” o interés general.

La Fundación “Amancio Ortega” es una institución filantrópica, que, amén de crear riqueza y puestos de trabajo, constantemente promueve actividades benéficas para el bien común, como becas cuantiosas de estudio e investigación o iniciativas solidarias de desarrollo de la Sanidad y de la Cultura.

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