La extraordinaria y atrayente serie Astérix, difundida internacionalmente, pincela, describe y sitúa la vida cotidiana, cuasi doméstica, de un pueblo recóndito y pequeño, casi perdido y en gran parte aislado, en su afán de mantener a ultranza, e indómitamente, lo que consideran como las peculiaridades referenciales propias del mismo: (1ª) sus señas de identidad y (2ª) su hecho diferencial. Siendo tal descripción escénica ambiental, que viene presentada en un atrayente formato comic, ambientada y concretizada en la fase bélica temporalizada de la “Guerra de Las Galias”, en las acciones militares varias desarrolladas por el gran estratega Julio Cesar desde y en el Imperio de Roma.
Si tal argumento del comic, dando sentido de ejemplo a la serie Astérix, lo trasladáramos hacia otras latitudes, tendríamos que, y por razón de analogía, establecer paralelismos descriptivos en otra serie de situaciones similares que pudieran ser igualmente asumibles y de facto parangonables a iguales efectos y con escalas de magnitud variables. En síntesis comprensiva, la serie establece, ya de entrada, la confrontación activa, en términos escénicos, en un efecto dipolar de tamaños sociales muy descompensados, donde el apriorístico papel atribuido al menor por el mayor, de puro sojuzgamiento, no es asumido e interpretado, en una docilidad práctica y efectiva, por este.
A diferentes niveles de escala, tanto en la situación integral de España como ubicándonos fuera de ella, tanto en Europa como en otras latitudes, se podrían encontrar otros ejemplos, tal vez una pléyade, donde tal arquetipo del comic pudiera encajar, por situaciones y/o causas varias, en el consistente encuadre del mantenimiento de unos derechos (ya adquiridos con anterioridad), en base a una situaciones que, en primera instancia, podríamos inscribir como de carácter antropológico ( y no solo y únicamente convivencial), de los individuos que están ligados con aquellos signos, singulares y grupales, que les son necesarios, y hasta vitales, tanto en su propio reconocimiento interno como en la imagen presencial que los demás, en la exteriorización de su entorno, tienen de ellos.
Aquí en España, por centrarnos hacia aspectos más cercanos, nos estamos moviendo socialmente, unos y otros, alrededor de las interacciones que, de orden y categorización constitucional, configuran instrumentalmente, en gran medida y forma, todo aquello que, en situación referencial, tiene que ver con las cuestiones/aspectos/situaciones ligados, cual motivo y/o razón de enlace umbilical, a la identificación significativa de las personas, tanto desde la adscripción individual singularizada como desde la colectiva y/o grupal, estableciendo expectativamente, como si fuera el muestrario distributivo, un corpus interactivo inclusivo que, en alguna medida o en muchas, dibuja un espacio interpretativo especular, por todo el espacio territorial español, donde nos miramos todos.
Viene ahora, y aquí, el imaginario cuestionario que debemos responder todos, cada cual desde su responsabilidad, conocimiento y valoración, sobre ese posicionamiento que debemos atribuir al significante ( individual y grupal) de cada ciudadano español, en la forma y medida en que este ha llegado a tomarse como tal y en la situación procesual en que tal aserto se concreta. Tal imaginario cuestionario puede admitir otros soportes vehiculares más constatable, donde se pueda atisbar una cierta, ¿acaso fija?, parametrización que vectorice indicativamente todas las partes y/o elementos que lo configuran y que, de forma indudable, ayudarían a esclarecer las vías/caminos/trayectorias que pudieran resultar más intrincadas.
Al darle todo el énfasis posible a las referencias constitucionales sobre las determinaciones e indicaciones que son aplicables al significante de cada ciudadano, estamos recorriendo, queramos o no, todo el muestrario constitucional, en su saga histórica, que poseemos en España, pero indudablemente también estamos haciendo algo más al imbuirnos dentro de los procesos históricos españoles que son , como es sabido ampliamente interactivos con otros que han tenido lugar en otras latitudes , y no solo y exclusivamente en lo concerniente a los establecimientos constitucionales en esas otras partes-.- que pueden ser, de hecho lo son, muy instructivos-.-, también está, y ello puede ser altamente relevante, todas aquellas aportaciones que, de forma un tanto colateral, se han ido formulando y promulgando por entidades muy diversas.
Tenemos pues que en el significante de cada ciudadano español (de él tanto como individuo e igualmente como miembro grupal) intervienen a la vez: (1ª) las situaciones constitucionales y (2ª) los plasmaciones foráneas, es más, pudiera acontecer que estas segundas, y por diversas causas y/o motivaciones, hubieran sido objeto de compromisos/acuerdos/pactos de ámbitos internacionales o ser instrumentos guías de organismos pluriestatales, lo cual les conferiría una situación de preponderancia a la hora de su consideración más local. Tal asunto, que pudiera estimarse como una alternativa, implicaría ya de entrada que el significante de cada ciudadano español está al amparo cobijo de tal espectativa aún incluso de que la misma, por las razones que fuere, no estuviera, en la data concreta de aquí, en vigor en nuestro ordenamiento constitucional y/o jurídico.
Lo indicado precedentemente no solo nos hace caminar por la CE´1978, que es indudable que lo hay que hacer, como al igual por la CE´1931 que debe ser transitado, y llegar hasta la CE´1812, con todos los altibajos interiores incluidos, que son bastantes, viendo las aportaciones que se van haciendo, como decíamos al principio, sobre: (1ª) sus señas de identidad y (2ª) su hecho diferencial, dando en positivo todo aquello que atañe al indicativo significante de los ciudadanos españoles, caminando paralelamente con, desde lo indicado precedentemente, todas aquellas apoyaturas que coadyuvan a perfilar, viniendo desde fuera y en cada momento de su incorporación, los innegables derechos que aportan.
Esta señalada secuenciación que instamos, impide de salida, en gran medida, el arbitrismo o la complacencia en función de empatías previas, coyunturas oportunistas y desquiciados trastocamientos, que a mayores, y en todo caso, chirrían ante la expresa data del 10-12-1948. Esta fecha da al significante de cada ciudadano español, un inicial gozne al que asirse en aras del cruce del puente sobre aguas turbulentas, ya que posibilita una primera aproximación entre el 9-12-1931 y el 6-12-1978, haciendo del necesario, ¡y obligado!, puente entre ambas, pues los significantes de los ciudadanos españoles de la CE´1931, que son muy conocidos, quedan reforzados con la DUDDHH (Declaración Universal de los Derechos Humanos), en orden a la identidad completa ( el significante para todos los ciudadano) de cada persona así como de sus situaciones grupales.
La data precisa y el momento del 6-12-1978, estriba en que en el mismo, ya están actuantes los significantes de todos los ciudadanos españoles y ellos están ligados, por la expresión democrática de la Libre Decisión de la Voluntariedad de la Nación Española, en tal instante y desde tal instante, a los derechos constitucionales, singulares y grupales de todos y cada uno de los ciudadanos españoles. Tal situación no es baladí, ya que conlleva una consideración formal sobre el sistema equipotencial solidario, las determinaciones convivenciales y las prospecciones proyectables de futuro dentro del preciso y obligado equilibrio de nuestras quince teselas regionales.
Leer Astérix debe seguir siendo un deleite para sus seguidores en los tiempos venideros como lo fue antes. Aquello de un rincón escondido en la Galia da, visto esta, para muchas cosas y, en lo que consideramos y apreciamos, muy interesantes y oportunas. Damos por ello las más expresivas gracias a sus creadores Rene Goscinny Beresniak-Goscinna y Albert Uderzo Corsini, si Armórica (año 50 a.C.) resistió tanto fue, en gran parte, gracia al indudable
Damos por ello las más expresivas gracias a sus creadores Rene Goscinny Beresniak-Goscinna y Albert Uderzo Corsini, si Armórica (año 50 a.C.) resistió tanto fue, en gran parte, gracias al indudable merito creativo de su talento.