Victor Entrialgo De Castro: «Una conversación de verdad»

Victor Entrialgo De Castro: "Una conversación de verdad"

Internet, guasap, twitter, facebook, las redes y toda la revolución tecnológica habian aislado ya a millones de mayores del resto de la sociedad antes del coronavirus y antes de que el virus Torra y otros genocidas quisiesen dejarles sin UVI y sin su derecho humano a la vida y a la salud.

Estas tecnologias útiles y mágicas que sirven hoy a la comunicación o incomunicación moderna deben desarrollar aún códigos y protocolos, como los de tomar el té.

Estos inventos bienvenidos que nos permiten comunicarnos en cuarentena son magníficos, divertidos, originales, bienintencionados y cachondos, pero no son auténticas conversaciones.

Para hablar se necesitan dos y en estos chismes la figura del interlocutor está diferida. A veces simplemente nos pasamos las informaciones a la cara, que no es poco, y a veces se espera al otro pero lo más a que se puede esperar si no se corta, es una conversación indecente.

Conversación, del latín conversatio con- (reunión) y versare (girar, cambiar, dar muchas vueltas) y -tio (acción y efecto).

O sea acción y efecto de reunirse para hablar dando vueltas a las cosas sobre las que se trata. La conversación es pues diferente al diálogo o monólogo.

Diferente al diálogo, en el que dos personas intercambian alternativamente posturas con razonamientos. O del monólogo, del cual son variedad muchas de nuestras tecnologias.

O sea, la conversación viene a ser una reunión en el que dos o mas personas hablan o dan vueltas a las cosas para comunicarse a diferentes niveles que escogen, logran o consiguen.

A veces el tono es ligero y distendido y con ese ánimo se propicia y, en ocasiones,  tiene una profundidad mayor en el que se ponen en juego sensaciones, sentimientos, ideas, valores, o creencias.

Una buena conversación es más dificil de lograr de lo que parece. Y cuando se logra es como una obra de arte esculpida con delicadeza por todos los participantes.

Para conseguir una conversación decente no vale ni siquiera skype. Una conversación buena es una cosa muy seria. Un lujo.

Ahora que en lugar de la vida al aire libre y aquellas excursiones al río con la tortilla vivimos y viviremos aun mas el predominio de la vida on line; ahora  que está tan denostado lo presencial, las clases o las charlas, llegamos a la conclusión de que una buen conversación ha de ser, a ser posible, presencial.

Este no es hoy pais para la conversación y algunos genocidas quieren que no sea tampoco pais para mayores porque viejos son los trastos, no los humanos depositario de la cultura. Pero qué saben estos cernícalos.

Las tecnologias son sucedáneos, buenos o malos remedos, pero solo la conversación permite una retroalimentación a través de los cinco sentidos. Nos permite que veamos en la figura, gestos y silencios, matices del otro, y él en los nuestros los caminos que a cada paso nos vamos sugiriendo.

Cuando la complicidad es grande se puede llegar a crear esa obra de arte mas o menos defectuosa en que la conversación consiste. Y  a veces puede ser redonda y conformar un momento grato o incluso inolvidable.

Esa es una de las cosas que
echa de menos el que sufre un encierro no voluntario como el que estamos viviendo.  Una conversación telefonica puede ser, está siendo de gran ayuda para pasar la cuarentena. E igual pero no es lo mismo.

Pero cuando pase todo esto una buena y auténtica conversación presencial sanará vidas y algunas, quizás, las salvará.

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