El Parlamento está cerrado, no se sabe si por vacaciones, por reforma o por defunción

Los bulos del Gobierno de España que su brigada mediática hace pasar por verdades

El Congreso debería proponer una comisión de investigación independiente sobre la Red 5G, sus efectos sobre los seres humanos y su relación con este “bichito” perverso que nos mata y nos arruina económicamente

Los bulos del Gobierno de España que su brigada mediática hace pasar por verdades

En un concurso de bulos, el Gobierno socialcomunista de España se llevaría el primer premio, y a mucha ventaja del segundo. Pero ni siquiera sería noticia, porque las hordas mediáticas que bombardean sin parar a costa del dinero de nuestros impuestos, no le darían cobertura, y en su lugar sacarían cualquier loa o babeo ad hoc sobre las bondades del peor de los ejecutivos que ha tenido España en toda su larga historia, que ya es decir. Y como la sociedad no se entera de nada, ¡de nada!, acostumbrada a tragar medio somnolienta en su sofá lo que los santones de la información insuflan, así estamos y así seguiremos. No veo cómo puede haber un cambio de rumbo, porque la oposición –sobre todo, el PP— también parece drogada y, para colmo, el Parlamento está cerrado, no se sabe si por vacaciones, por reforma o por defunción. Por defunción de los miles de muertos sedados –al estilo del finado doctor Montes del Severo Ochoa de Leganés—, para más inri, sin funeral, sin enterrar, sin duelo y sin que nadie los nombre, que esta es otra que tendrá que pagar este Gobierno de impresentables inútiles.

Pero vayamos a los bulos, que para Sánchez e Iglesias se han convertido en la gran preocupación del momento. Por eso han puesto en marcha su maquinaria para detectarlos, pero que nadie se lleve a engaño: la operación no es contra los bulos, sino contra todo aquello que vaya en su contra o no les favorezca. Todo aquello que no pueden acallar con unas cuantas monedas de plata. No sobra aclarar que un bulo o un fake, como se dice ahora, es una noticia falsa, inventada o tergiversada. Todos estamos en contra, por la simple razón de que a nadie le gusta que le tomen el pelo, ni perder el tiempo deshojando la margarita a ver si esto es cierto o no. Como periodista, estoy totalmente en contra de los bulos. Pero al Gobierno no le importa que alguien nos engañe o nos tome por tontos. Lo que realmente le preocupa a esta tropa de sátrapas dictatoriales mentirosos y manipuladores hambrientos de poder son las verdades que van en su contra: sus corrupciones, sus tesis plagiadas, sus tratos con los narcos de las dictaduras bolivarianas, sus cobros en paraísos fiscales, su malísima gestión de la epidemia, el apropiamiento indebido del material de empresas privadas, sus chanchullos con las compras de insumos sanitarios, los muertos ocultados bajo las alfombras, en definitiva, sus múltiples mentiras y su mano envenenada que convierte en carroña todo lo que toca. El Gobierno no quiere que se airee que su manera de perpetuarse en el poder es arruinando a la sociedad para que tenga que depender de su caridad mientras ellos se adueñan de toda la riqueza del Estado, de las empresas privadas y de los ahorros de los ciudadanos honrados. Esperemos que no puedan llegar a esto. Enmerdados como están en el pozo séptico que han cavado, se han puesto nerviosos y han recurrido a los militantes chivatos para que denuncien a quienes osen hablar mal del Gobierno. Iglesias, uno de los mayores “buleros”, incluso ha acudido a la fiscalía para cerrarnos la boca. Por eso es urgente desenmascararlos y echarlos.

A mí me da igual si el macho alfa Iglesias tiene de amante a su asesora la pelirroja Verstringe o si duerme o no duerme en Galapagar. Por mí como si hace cama redonda con Echenique o se monta un harén. Pero no me da igual que pretenda instaurar una dictadura comunista o, mejor dicho, continuar eternamente en el estado de sitio que padecemos. ¿Decir la verdad que a alguien no le gusta oír se llama bulo ahora?

No nos engañemos. La lucha contra los bulos es la implantación de la censura y la mordaza por la vía de urgencia, y ¡vaya si lo están consiguiendo! Empezaron convocando solo a gráficos o no admitiendo preguntas, ni asistiendo al Congreso a dar explicaciones a los ciudadanos, después continuaron con el veto a los periodistas de los medios no afines en las ruedas de prensa de Moncloa filtrando todas sus preguntas. Por si hay algún despistado que aún no lo sabe, todo lo que sale de ahí está previamente cocinado y cribado por el alguacilillo Oliver, que después repican las hordas de tuiteros pagadas por ellos y sus achichincles de los medios, o como les llama Abascal, “la brigada del amanecer mediático”. Esta denominación nos recuerda lo peor de la izquierda histórica.

LA CENSURA SOBRE LO QUE CURA Y LO QUE NO

La censura va más allá de los temas políticos. Se está retirando de Internet toda la información referida a la vinculación de la Red 5G y la pandemia. ¿Por qué se actúa contra la humanidad cuando muchos científicos ya están hablando de ciertas secuelas atribuidas al “bichito” que, en realidad, son efectos secundarios de la Red 5G? No se trata de opiniones sin fundamento de gente ociosa, sino de estudios realizados por científicos independientes de los que los periodistas interesados nos hacemos eco. Yo le pido a Santiago Abascal, que ayer desmontó unos cuantos bulos de Sánchez, que proponga una comisión de investigación independiente sobre la Red 5G, sus efectos sobre los seres humanos y su relación con este “bichito” perverso que nos mata y nos arruina económicamente. Siento ser reiterativa, pero la situación lo amerita.

La mordaza me afecta directamente. Hace unos días, mi artículo sobre un producto que se está utilizando contra el “bichito” causante de esta epidemia fue retirado, y no por el periódico sino por los censores. Ni rastro de él. Omito el nombre del producto para no caer en las garras de don Algoritmo. ¿Pero quién controla a estos inquisidores como maldita, maldito bulo, maldito dato, capitaneados por la inefable Ana Pastor, a quien se le ha descubierto más de un bulo? ¿No tiene esta señora bastante con la Sexta para hacer daño a quien discrepe de sus radicalidades y babear ante los políticos radicales de la izquierda? En el redactado del artículoo decía, aparte de cómo había sido descubierto, los estudios realizados, los gérmenes que elimina, los médicos que lo recetan en América y Alemania, por ejemplo, y la cantidad de testimonios sobre su eficacia. Yo lo conozco y lo utilizo desde la epidemia del Ébola. En casa lo tenemos siempre y lo tomamos cuando es necesario. ¿Por qué tanto interés en mantener oculto algo que podría evitar muertes? Sí, he dicho bien, evitar muertes. ¿Alguien me puede dar una respuesta razonable? ¿Quizá porque mucha gente se curaría y quedaría al descubierto todo el montaje de la pandemia? Me refiero a lo que hay detrás. Viene bien recordar las palabras que Henry Kissinger pronunció en una reunión del Club Bilderberg, en 1992, en Evian-Les-Bains, Francia:

“Hoy, EE.UU. se sentiría enfurecido si entraran tropas de la ONU a Los Ángeles para restablecer el orden; mañana estarán agradecidos. Esto es especialmente cierto si se les dijera que existe una amenaza externa desde lo más lejano, sea real o promulgada, que amenazara nuestra misma existencia. Es en ese momento que todo el mundo suplicará a los líderes mundiales que los libren de este mal. […] Lo único que todo hombre teme es lo desconocido. Al ser presentados con este escenario, se renunciará de buena gana a los derechos individuales por la garantía de su bienestar, otorgado por su gobierno mundial”.

Se refiere a Estados Unidos, pero en la aldea global estamos todos bajo la misma amenaza. En este caso y ateniéndonos a las palabras de Kissinger habría que preguntarse si la epidemia surgió de manera natural o fue creada a propósito. Yo creo que la segunda opción es la correcta. Sé que es un atrevimiento decir esto, pero creo que la pandemia, con todo el complejo de circunstancias, es solo la cortina de humo de algo grave que tendremos que afrontar. El confinamiento, con el pretexto del “bicho” tiene otros fines aviesos, pero parece que muy pocos lo ven. Mientras estamos confinados, aplaudiendo desde la ventana, denunciando al vecino que pasea más de la cuenta, recibiendo el bombardeo de las teles, y manteniéndonos en el bucle del pesimismo y la incertidumbre, en definitiva, minando nuestra psique, otros están maquinando para obligarnos, cual rebaño, a entrar por el aro de lo que diseñen para nosotros, como ese carné de inmunidad, esa vacuna obligatoria y esa marca de la bestia, como dice el Apocalipsis, en forma de chip. ¿Sánchez e Iglesias al frente del mayor cambio de nuestra historia? Es surrealista, para llorar amargamente si no fuera porque somos muchos los que luchamos por el bien, la verdad y lo justo. No podemos permitir que el Mal venza, pero hay que trabajar y estar en guardia. A Dios rogando y con el mazo dando.

A los que aún dudan de lo que esconde esta pandemia les consejo que, de paso que van a comprar la mascarilla que todavía no hay, y sobre la cual la OMS aún no aclara si beneficia o perjudica, se compren además unas gafas para ver de lejos. No podemos seguir ciegos y dormidos, dejando que otros dirijan nuestro destino.

 

 

 

 

 

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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