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Eduardo Hernández: " “Social Distancing". Fin al confinamiento"

Falta de prevención, inexperiencia de los dirigentes, carencia de protocolos transparentes anti-pandemias por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), negación de la realidad, y primar el interés particular por encima del general, nos ha llevado tristemente a liderar el ranking de los países con mayor número de fallecidos por millón de habitantes

Sí, no nos engañemos, el virus ha llegado para quedarse, y ahora debemos adaptarnos y vivir con la nueva realidad. No hay evidencias científicas que el virus cree autoinmunidad. De hecho, se ha demostrado que una persona se puede contagiar varias veces, es un bucle sistemático de acción. Por tanto, o vivimos con etapas recurrentes y frecuentes de confinamiento de ahora en adelante, o nos acostumbramos como sociedad a convivir con ello. Los test rápidos masivos a personas asintomáticas puede ser una buena medida “puente” para sacar de la sociedad a todos aquellos portadores, hasta que llega la tal ansiada vacuna, allá por el invierno de 2021… Si llega claro.

Esta pandemia va a alterar el orden socioeconómico del mundo, de una magnitud inimaginable. Sin ser catastrofista, urge plantear la creación de un nuevo modelo de sociedad, el “Social Distancing”, e ir pensando en re-abrir pronto los mercados de manera escalonada, adaptados a los tiempos que corren.

No tiene sentido ninguno retrasarlo más. Porque de lo contrario la crispación socioeconómica será tan grande que nos olvidaremos del coronavirus. El remedio no puede ser peor que la enfermedad.

Debemos de irnos integrando a la sociedad con cautela, respetando las medidas de protección y haciendo uso de la mascarilla y los guantes de forma obligatoria. A título de ejemplo, el sector hostelero no puede esperar más y debe abrir lo antes posible, tomando medidas para ello. Fomentando el “take-away”, quitando mesas en las terrazas para ampliar espacios, o no permitir el uso de la barra, entre otras medidas. La aviación civil también debería ir pensando en estrategias para que los vuelos deban hacerse con seguridad, reduciendo los pasajeros por vuelo y reubicándolos en asientos asimétricos. Así mismo, recibiendo subvenciones del estado, para compensar las pérdidas y evitar la especulación de precios. Los comercios también deben tomar medidas y permitir la entrada entrar en las tiendas de forma escalonada; Al igual que en los centros de ocio, cines o teatros, donde los espectadores se sienten en asientos separados. El planteamiento de la apertura paulatina de hoteles y servicios de hospedaje, haciendo uso del distanciamiento e higiene. Y así paulatinamente con todos los sectores.

El “desconfinamiento” pide a gritos levantar las restricciones activas a realizar deporte en el exterior, que los niños puedan pasear o ir al parque, que en los vehículos pueda ir más de una sola persona, que los acontecimientos deportivos a puerta cerrada puedan celebrarse, poder acudir a la playa, o que una persona sola pueda salir a dar un paseo, entre otras restricciones. El deporte potencia el sistema autoinmune, los niños tienen que salir a correr, los familias, al igual que están en casa compartiendo una mesa o una cama, pueden y deben salir en un mismo vehículo, el sol estimula las defensas, y los acontecimientos deportivos a puerta cerrada no causan ningún prejuicio para la salud, sino que mejoran el bienestar de una sociedad ya mermada psicológicamente. Y qué decir, de las diferencias especiales geográficas, un ciudadano de La Gomera, no debe llevar el mismo confinamiento que un ciudadano de Madrid, a día de hoy

No somos un país como Alemania o China, donde su principal sector productivo es el industrial y no verá mermado tanto la caída de su PIB. España tiene un modelo productivo basado en el turismo, actualmente su deuda supera el 115% del PIB, es decir debemos más del doble de lo que producimos, y las expectativas no son nada halagüeñas. Nuestra prima de riesgo pronto se situará en márgenes de 2010, y dejaremos de ser un país solvente, a un país debilitado y endeudado. Hay que evitar la exclusión social, proteger a los desempleados, y ayudar a las pymes y autónomos. Adaptarse al nuevo modelo socio-laboral, bajar el salario mínimo interprofesionales para potenciar las contrataciones, incentivar el consumo, políticas activas de reinserción laboral, reforzar el teletrabajo, mantener el trabajo por turnos, potenciar las bonificaciones fiscales, y creación de nuevos puestos de trabajo; desinfectadores, inspectores garantes de que se cumplan las medidas de protección, comités científicos, entre muchos otros. Y en consecuencia, buscar nuevas formas de financiación a través de impuestos indirectos.

El confinamiento ya ha conseguido su objetivo, que era frenar los contagios para no saturar los hospitales. Por mucho que sigamos extendiendo el mismo, no vamos a parar el virus y si hundir más, la ya mermada economía. Ahora debemos de prevernos para afrontar las posibles oleadas que nos esperan, y potenciar los hospitales con materiales de protección, crear nuevos centros anti-covid, invertir en investigación, promocionar a sanitarios en su último año, y ampliar los números claustros en las universidades de ciencias sanitarias

Rectificar es de sabios y reconocer los errores es un acto honesto, que sirve para mejorar como sociedad en un futuro. Reconstruyamos la nueva sociedad con sentido común como piedra angular y equilibrio socioeconómico, mientras libramos la batalla.

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