Victor Entrialgo De Castro: «Adelgazar durante el confinamiento»

Victor Entrialgo De Castro: "Adelgazar durante el confinamiento"

Es sencillo. Al principio no sabía cómo, pero he descubierto la parte teórica para no engordar durante el encierro.

Basta llevar una cantimplora con agua atada a la cintura como cuando éramos boyscousts y atravesamos aquel riachuelo en tirolina, beber durante el día a menudo como si estuviéramos en el desierto y posponer la satisfacción del insisto de comer lo que sea en un momento determinado hasta la siguiente ilusión que se piense en ese preciso instante, que no sea de comer. Hablar más tarde con alguien, ver una peli o un documental sobre esta España diversa que desconocemos, que tanto vamos a visitar a partir de ahora y que debieran servirnos por la tele para acabar con nuestros prejuicios, escribir algo contra la gestión del gobierno y mandarlo a mucha gente o sustituir el aplauso por una cacerolada.

Si ponemos nuestra ilusión en la actividad siguiente superaremos el momento de debilidad ante el croissant del hombre rebelde de Camus o la magdalena de Proust que trata de mitigar este tiempo jodido pero no perdido. Si no funciona esta receta para evitar engordar, entonces confesar en alto el propósito para que haya testigos y se entere todo el mundo, y así no haya excusa para comer.

Si Freud viviera tendría mucho que decir sobre esto. Bien es cierto que el confinamiento no nos ayuda mucho, porque suena a postre. Y que el Gobierno, en el colmo de su indignidad y perversión política, ha permitido que te sirvan hasta un peñasanta o un tocinillo de cielo a domicilio.

Pero resistiremos, porque a pesar de la desgracia tiene que haber en algún momento lugar para la broma dentro de este drama. De lo contrario, no tendremos fuerzas para todo lo que queda por hacer, empezando por la exigencia de responsabilidad por la gestión desastrosa y la conculcación de derechos por unos dirigentes que alarman a éste país tanto o más que el coronavirus y que no estaban capacitados para ésto como ya se lo habíamos advertido por activa y por pasiva. Y a pesar de ello, quisieron asaltar el poder golpe a golpe.

La ñoña ministra de Educación dice hoy que no deben permitirse los mensajes negativos, equiparándolos con los falsos. No probaremos estos buñuelos de viento que nos sirve a domicilio el Gobierno y pondremos la ilusión en lo que, dentro de las dificultades, vamos a hacer después. Preparar la harina, echar más huevos y levantar España sin ellos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído