No debemos prolongar el naufragio del peor de los gobiernos imaginables con una nueva prórroga del estado de alarma, porque los comandantes Sanchez e Iglesias están tratando de socializar el país en la excepcionalidad, dejando que se empobrezca.
Siempre es igual. Ahora aparecerán después del hundimiento y se presentarán com remolcadores salvadores para las próximas elecciones. Para ello están empleando técnicas de manipulación de masas para lograr la desescalada de la irritación de un pais que ya se había subido al monte con su calamitosa gestión.
Entre ellas la prórroga indefinida de una alarma que mantenga confinado al pais mientras enfria el tsunami de indignación que el pais lleva semanas reprimiendo.
La enfermedad del coronavirus es una cosa muy seria para dejarla sólo en manos de los expertos. Es preciso tener en cuenta las consecuencias económicas y de salud pública general del estado de alarma en una población envejecida y harta, la que no se ha muerto.
La presente situación aflorará previas o nuevas patologias y provocará su agravamiento, del que deberá responder este patético gobierno, por el uso de la alarma contrario a la ley y al espíritu de transparencia que están haciendo a espaldas del pueblo soberano, al que le va la vida en ello.
Tras el choque con el iceberg coronavirus que veían venir todos menos ellos, despues de negarle a los muertos los botes salvavidas y con el barco haciendo agua por todas partes nos piden que sigamos tocando, cuando resulta a todas luces notorio para el pasaje que necesitamos otro capitán y otra tripulación para reflotar este barco gigantesco con la credibilidad y la capacidad de generar optimismo, de la que esta gente carece.
Este gobierno es en sí mismo una alarma permanente. Directamente responsable de 40.000 sanitarios infectados e indirectamente de miles de muertos, ahora en medio de la tragedia, nos manda de paseo. Cincuenta dias de hiel y sin grey ya son muchos repartiendo la alarma entre el virus y el gobierno.
El gobierno de Pedro y Pablo que estaba de manifiesta en alguna cena de su casta despues de haber visto el iceberg, el mismo que no hizo nada cuando empezó el naufragio y ni siquiera llevaba flotadores a bordo, pretende seguir al mando mientras el barco se hunde.
