Casi dos meses de alarma y el Gobierno sigue sin explicar por qué no han hecho los test. Y no hay más.
Por qué no hace lo que prometió, la única medida para abordar con relativa garantía la reactivación y cuya ausencia será la única responsable de lo que pueda pasar.
Despues del primer mes de pánico e incertidumbre lo de ahora es básicamente propaganda y gente tratando de vender al socaire del bicho cantando o bailando o desinfectando. Estar presente.
Gente-producto o Propaganda sin más como la del profesor de gimnasia ministro de Transportes, Ábalos, que en lugar de ocuparse de los transportistas, los barcos, los trenes y los aeropuertos, las cosas de sus Ministerios, emplea el tiempo en su labor de Secretario de organización del PSOE.
Desde allí escribe comunicados a su tropa, confundiendo la crítica a su gobierno y a su patética gestión, con «ahondar en la desesperanza!» reclamando al tiempo su participación para «aplacar el virus del odio, la mentira y la manipulación».
Confundiendo el interés general con el interés del gobierno, que recluye a la sociedad, pidiendo que no se mueva nadie apelando a una engañosa unidad, cuando desde el principio, no han contado, como en el resto del mundo ni con las autonomías ni con el pueblo soberano, aprovechando la alarma para atropellar las libertades en un estado de excepción encubierto.
A los que reclaman la transparencia que han eliminado y la concentración de poder les dice este profesional de la política que están «instigando la adversidad.»
Lo que procede es dejar que la cosas vuelvan a su ser sin contorsionismos y lo más anecdótico de todo es que tenga que venir el coronavirus para que se ordenen las hamacas en la playa sin estar amontonadas, como Dios manda, con la distancia mínima necesaria para que el niño de vecino no te llene de arena la hamaca o te corte las unas de tus pies.
Los españoles, aunque veníamos del mayor periodo de libertades de nuestra historia que este gobierno socialcomunista, con la excusa de una falsa igualdad, está intentando cercenar, no estamos históricamente habituados a vivir en libertad.
Siempre aparece un gobierno que en lugar de no meterse a barato y proteger el ejercicio de las libertades, se dedica a reglamentarlo todo. Él sabe lo que es bueno para sus súbditos.
La vida es sencilla cuando estás entre amigos. Por eso con este Gobierno social comunista, la vida es tan complicada.
