Manuel del Rosal: «“La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los…»

Manuel del Rosal: "“La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los…"

hombres dieron los cielos y la tierra; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida” Hoy más que nunca la libertad está amenazada, no solo por quienes gobiernan, sino por quienes mansamente se entregan.

Me preguntan por qué en mis escritos hablo – salvo excepciones – de los políticos en general, si es que no tengo apego a ningún partido ni a ninguna ideología. Quiero contestar desde aquí.

Desde muy joven me di cuenta de que si uno quiere ser libre debe pagar el precio de esa libertad. Hoy se paga más cara que nunca porque hoy a los que rigen este mundo no les gustan los diferentes, los que no son gregarios, los que tienen ideas propias. En Estados Unidos tienen esta frase: “Ser diferente es indecente”. Hay que pensar y actuar según normas del sistema. Pero ser libre es muy caro y difícil. Para serlo debes decir siempre la verdad y no depender nunca de nadie, dos cosas no al alcance de todo el mundo. Yo no soy gregario, lo que no quiere decir que no sea sociable. Prefiero la libertad del lobo estepario con todas sus dificultades, a la seguridad del borrego en el redil, que es lo que hoy se lleva. No me gusta que me lleven a punta de tralla, los caminos los elijo yo. No tengo afinidad a nada de lo que entontece a los pueblos, léase política, religión, modas, tendencias, limosnas en forma de “rentas vitalicias” etc. Odio el consumismo alienante, ese dios que ha sustituido a los demás dioses y que tan solo ofrece satisfacciones pasajeras y momentáneas enlatadas. Soy por naturaleza desobediente, pero en esa desobediencia que definió Erich Fromm: “El acto de desobediencia como acto de libertad, es el comienzo de la razón”. No, no tengo ideología – esa máquina de asesinar en su nombre – mucho menos apego a ningún partido político ni a ningún político – aunque entre ellos existen algunas diferencias – Mis amores han sido siempre mi familia, mi patria y mi casa, añadiendo la entrega a mi trabajo que siempre ha sido el que me ha permitido ser libre, vivir con dignidad y dar lo mejor de mí mismo a mis seres queridos. Hoy, el hombre busca un subsidio a costa de su libertad. José María Gabriel y Galán lo expresa muy bien en sus versos: “Compartían mis únicos amores / la amante compañera, / la patria idolatrada / la casa solariega /con la heredada historia, / con la heredada hacienda. / ¡Qué buena era la esposa / y que feraz la tierra! ¿Es que hay algo más en la vida? Y si lo hay ¿merece perder por ello mi libertad?

No, no soy gregario, aunque sí sociable. No leo nada más que los clásicos y algunos premios Nobel junto a la prensa independiente como es este diario y otros – muy pocos – porque todo lo que viene de la prensa institucionalizada es pura basura, pura entrega al poder, puritito ponerse de rodillas ante él, manipulación y nada más que manipulación para atontar al personal que se cree libre, pero que sigue perrunamente los dictados progres de la marrana y ramera socialdemocracia europea No me dejo adormecer por las milongas rioplatenses del consumismo, ni de las ideologías, ni de las religiones, ni de las promesas vanas e inanes de unos políticos que son odres de ambición y poder. En televisión solo veo fútbol, toros y algún programa cultural y de viajes; todo lo demás es tóxico desde Sálvame hasta las tertulias; no digamos los telediarios y programas sociopolíticos manipulados hasta la náusea. Y, como digo siempre la verdad que llevo dentro y nunca he dependido de nadie, ni dependo; no rindo pleitesía a nadie y vivo todo lo feliz que esta vida te permite en la estepa llena de libertad conformada por mi familia y mi casa. Porque la libertad es el más preciado don que un hombre puede poseer. Libertad para pensar, para hablar, para opinar desde la verdad que llevas dentro sin tener que rendir cuentas a quienes, coartando tu libertad por treinta monedas, te exigen pleitesía. Algunos dirán que la libertad conlleva la soledad, ese no es mi caso gracias a mi familia, pero en el supuesto de que lo fuera, debemos recordar las palabras de Enrik Ibsen en su obra “Un enemigo del pueblo”: “El hombre que está más solo es el más fuerte”

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