Manuel del Rosal: «España huele a 1934»

Manuel del Rosal: "España huele a 1934"

Un tufo viejo, añejo y pútrido comienza a invadir las tierras de esta España siempre en construcción, siempre cuestionada. Es un tufo que nos retrotrae a los años más negros de nuestra historia, a los años en los que España fue partida en dos causando el enfrentamiento entre hermanos, causando una guerra civil que todavía se estudia por la cantidad de odio que generó. Ese tufo emana del Congreso y pronto, muy pronto se extenderá por toda España, es el tufo del año 1934”

Si alguien no se ha enterado de lo que pretende Pedro Sánchez es que está fuera de sitio. Pedro Sánchez quiere dinamitar las instituciones y cambiar la monarquía parlamentaria a un régimen totalitario donde él pueda eternizarse en el poder. Quiere un nuevo Frente Popular

Pedro Sánchez ha dicho: “Haremos historia”. Lo que no ha dicho, porque ni ellos mismos lo saben, es que clase de historia harán. Me temo que pueda ser una entrega más de la negra historia de las dos Españas.

El Congreso ha quedado dividido en dos en una división casi exacta. El Congreso es el fiel reflejo de un pueblo que ha votado que España sea partida en dos. Un pueblo que, con sus votos, no ha sabido construir puentes, sino levantar muros. Un pueblo bipolar que ha votado un Congreso esquizofrénico y un gobierno extremo dinamitando todo lo que, en el año 1975, el mismo pueblo, pero con 50 años menos, votó por la concordia, la unidad y la mirada al futuro en el inicio de nuestra democracia. Los pilares que los padres de los que ahora frisan los cincuenta construyeron para apuntalar la democracia y mirar al futuro, han sido volados por sus hijos que, con sus votos, han propiciado que una mezcla letal de independentistas, comunistas y socialistas inconstitucionales presidida por una persona sin el más mínimo escrúpulo rompa la constitución y entregue España a quienes van a desmontarla región por región. El gobierno que ha salido de la composición de fuerzas votadas por el pueblo está formado por filibusteros, aventureros, mercaderes de la política, cantamañanas, pincharranas, cazavocablos, mercachifles copleros, barruntafechas, chupópteros y toda la fauna de la política más pervertida y perversa que conocieron los siglos; al frente de los cuales está un iluminado con tintes muy fuertes de autócrata que se cree ungido de los dioses. Pero ya lo decía Ángel Ganivet: “Pedirle al pueblo español que resuelva por el voto la orientación política que le conviene, es pretender que sepa fisiología de la digestión todo el que digiere…y como el lenguaje en votos le es extraño ( al pueblo), cuando quiere algo, habla en armas” Y aquí estamos percibiendo los primeros efluvios de ese tufo a 1934, cuyo gobierno, el que salió de las urnas de aquel entonces, estaba constituido por los mismos partidos y los mismos políticos que el que ha salido en este año de gracia de 2020, con diferentes caras y nombres y que, tras demenciales cambios de gobiernos sucesivos a los que España les importaba un comino nos llevaron a la guerra civil de 1936. Al gobierno que hemos puesto al frente de España en este año de 2020, España nada le importa, tan solo le importa el poder y mantenerse en él el mayor tiempo posible. Si para ello hay que trocear España, se trocea; si para ello hay que dinamitar las instituciones, se dinamitan; si para ello hay que acabar con la monarquía, se acaba; si para ello hay que clasificar a los españoles en españoles de primera, segunda y tercera categoría, se clasifica. Y esto es así porque, una vez más, los españoles hemos sido incapaces de hablar correctamente el lenguaje de los votos, ese lenguaje que nuestros padres si supieron hablar en el año 1975 abriendo una esperanza que, nosotros, sus hijos, hemos tirado por la borda.

Puede que en los próximos cuatro años se produzca la voladura de una nación que fue y que se llamó España…con los votos de los españoles.

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